365 alegrías

Martínez de Irujo cumplió ayer un año como profesional esperando la final del Manomanista
Miguel Bravo / La Estafeta
«Ha sido un año agradable», declara impasible. Juan Martínez de Irujo debe ser el único dentro del mundo pelotazale que le resta importancia a los 365 días que han pasado desde que debutara, junto a Elkoro, en el frontón Labrit.

En aquel partido, Irujo cosechó su primer triunfo como pelotari profesional por un ajustado 22-21 ante González y Eulate. Sin embargo, tal y como reconocía su zaguero aquella noche, «se mostró demasiado arriesgado. Hizo muchos tantos, pero también falló en exceso». El gran protagonista, sin embargo, guarda una visión completamente distinta de aquel choque. De hecho, apenas hace referencia al partido, sino que va más allá al explicar que «fue un día muy extraño. Estaba tremendamente nervioso, no comí nada en todo el día, tampoco pude ni dormir. Fue un día muy complicado. Pero luego llegué al frontón y ya está, se acabaron todos los nervios. Fue como un bálsamo, me centré en el juego, y creo que me salió todo bastante bien».

Desde ese momento, Martínez de Irujo explica que «ha pasado un año agradable. Todo ha resultado muy bonito y creo que más no se puede pedir». Además, el vivir una temporada tan intensa como ésta ha sido una sorpresa para el pelotari de Ibero, ya que «ni yo ni nadie se esperaba un año así. Me han dado la oportunidad y creo que la he aprovechado, pero ni la empresa ni yo esperábamos que nos saliera una temporada como ésta».

En cuanto a Aspe, la empresa que le ha acogido y mimado -no por programarle poco, sino por hacerlo bien e incluirle en tantos campeonatos como ha podido-, Irujo explica que se siente muy agradecido. «Ellos me han otorgado su confianza, y lo que estoy tratando de hacer es devolvérsela cuando salgo al frontón. De momento, creo que estoy cumpliendo».

De cualquier modo, este primer aniversario le llega en un momento complicado, ya que él esperaba celebrarlo con su primera txapela y no ha podido ser así por el inesperado aplazamiento de la final del Manomanista: «El domingo que viene va a ser un gran día. Espero celebrarlo con un triunfo, porque sería lo más grande de mi vida conseguir una txapela. Creo que es una oportunidad única, una final es algo que puede que no vuelva a pasarme en la vida y quiero aprovecharlo». Sin embargo, la espera de más de un mes desde su último encuentro oficial en campeonato hasta la final parece que está pesando al delantero de Ibero, que ayer explicaba que «se me está haciendo largo porque poco a poco la paciencia se agota cuando tienes que esperar tanto tiempo. Me está costando, pero sé que me tengo que centrar en mi juego y en seguir trabajando, y también que el día de la final voy a salir con toda la rabia que tengo acumulada al frontón para hacerlo todo lo bien que pueda».

Precisamente por lo largo de la espera, en Aspe temen que los nervios le pasen factura al joven pelotari, que ya vio cómo le temblaban las piernas hace unos meses, en la final del campeonato de parejas que perdió junto a Lasa III. «Aquella final fue un premio», pero el peor momento de nervios no fue aquel. Irujo recuerda con especial pesar el segundo encuentro del cuatro y medio, su primer campeonato oficial como profesional, aquel en el que Capellán le dejó fuera por un claro 12-22: «Fue el momento más duro del año. No jugué nada, me superaron los nervios totalmente. Fue mucho peor que la final del parejas».

De cualquier modo, lo que sí está claro es que a Martínez de Irujo no se le puede pedir mucho más este año, ya que ha cumplido con creces. En 365 días, el delantero de Aspe ha tenido tiempo de debutar, de ganarse el favor de la cátedra a lo largo de un intenso verano, de colarse en los tres torneos en los que ha tenido ocasión de estar y, para rematar, de situarse como el gran favorito («por méritos propios, como Xala», explica) para el triunfo en un Manomanista atípico en muchos aspectos.

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