Bereikua, campeón del Circuito Orange tras una espectacular remontada

Julen Bereikua se proclamó campeón matemático del II Circuito Orange de cesta punta al asegurarse 80 puntos por su pase a la final del Master Series de Navidad de Markina y alcanzar un mínimo de 480 puntos en toda la temporada, inalcanzables para el resto. Y lo hizo tras una segunda parte espectacular en la que remontó con Pradera un 6-16 y un 22-27 para vencer por 35-29 a Foronda, campeón del I Circuito Orange, y Arriaga.

La Uni doctoró también al joven zaguero local Jon Aizpitarte, quien tras un inicio titubeante causó una grata impresión a la numerosa parroquia que acudió al frontón. Cayó derrotado porque su padrino Egiguren II no marcó la diferencia como se esperaba, mientras un serio Otxoa y un mandón Hernández cuajaron una gran actuación (30-23).

Bereikua cierra con la conquista del II Circuito Orange una temporada impresionante en la que ha alcanzado las finales de todas las competiciones en las que ha jugado. Fuera del Circuito ha logrado dos títulos mundiales, el Individual y el de Quinielas, el Guante de Oro de Biarritz y el subcampeonato en el Mundial de Parejas. Y en el Circuito lleva de momento dos txapelas y tres subcampeonatos, amén de la plaza de finalista en Markina.

Ha sido el mejor pelotari de Jai-Alive, aunque la Navidad se le atragantó de inicio. Unos fantásticos Foronda y Arriaga se escaparon a un 16-6 tras evitarle, pero el de Deba se relajó, Pradera se asentó y Bereikua tomó protagonismo para acercarse a un 22-27 y acabar como un vendaval (31-28 y 35-29).

Es, sin duda, el justísimo campeón del Circuito y antes de partir a Miami, donde permanecerá hasta junio, quiere poner el broche de oro a su año mágico con la txapela en el Master Series de Navidad. La otra semifinal enfrentará en Noche Vieja a Egiguren II-Aritz con Zen-Goitia.

Aizpitarte también tomará rumbo a Miami para jugar allí todo el año e intentar subir en el escalafón profesional. Madera hay para ello y si continúa su progresión (cumplirá 19 años en febrero) tiene posibilidades de convertirse en figura. Cumplió con la tradición de caer en el debut, pero mostrando sus buenas maneras.

Su padrino no marcó la diferencia ante un Otxoa listo y trabajador que rehuyó el cuerpo a cuerpo en los cuadros alegres y un Hernández que mostró su poderío desde la zaga en su despedida de Euskal Herria hasta el inicio de la temporada en Semana Santa, ya que va a jugar en Fort-Pierce en enero y febrero.

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