Abel Barriola demostró ayer en el Atano III que es un pelotari con la suficiente lucidez y clase dentro de una cancha para volver a calarse una txapela manomanista. Los periodistas especializados así lo recogen en sus crónicas.
Javier Leoné, Diario de Noticias
Barriola es un pelotari metódico. Lo prepara todo al detalle. Nunca deja un cabo suelto. Al menos, hace lo posible para evitar sorpresas desagradables. Lo ha demostrado siempre y en la semifinal que ayer le midió a Gonzalez volvió a evidenciarlo. Abel acató el aplazamiento y no descuidó su preparación. Buscó un zurdo similar a Gonzalez (el aficionado Xuban Armendáriz) y le utilizó como sparring . Para probar sobre el terreno lo que se iba a encontrar en la cancha. Y ayer obtuvo los réditos deseados. Sembró para recoger la cosecha desde el inicio. Un parcial de 9-0 que dejó el choque herido de muerte.
Luis Guinea, Diario de Navarra
A pesar de la contundencia del marcador y la superioridad en el juego, Barriola tuvo que sudar la camiseta para hacerse con el billete para la final. Leyó el partido con sabiduría táctica, no cambió ni un ápice su línea de juego habitual. Sacar bien (lo hizo arrimado a la pared e hizo tres al ancho), insistir en el peloteo, castigar al francés atrás, quitarle el aire y terminar cuando la ocasión pintaba clara. El comienzo fue duro, rocoso. Se llegó al 7-0 con 92 pelotazos en juego, un promedio de 13,14 por tanto.
Abel Barriola viene destacando por su regularidad en los dos últimos años, desde que se operara de su mano derecha. Ayer, con ocasión de la segunda semifinal del Manomanista de Primera, fue algo más que un pelotari regular y de garantía. Rozó la perfección para derrotar por 22-8 a Sebastian Gonzalez y colarse en la final que le enfrentará a Oinatz Bengoetxea.
En esas sesiones en la forja, alejado de los focos, bajo la dirección de Jokin Etxaniz, interiorizó cómo gestionar un partido contra un zurdo. Reconoció cada palmo del terreno antes de entrar en el cuerpo a cuerpo. A partir de esa experiencia redactó un guión. Plano a plano. Medido. Sopesado. Metódico. Entrenado. Visualizó cada detalle. El resto, lo construyó su innegable talento para la pelota. Inspiración trabajada. Con las manos. Golpe a golpe. Forja.
Barriola es un manomanista íntegro. Tiene una gran pasión por las luchas individuales. Siempre ha proclamado este sentimiento. Y además, cada vez que tiene oportunidad, lo airea a los cuatro vientos. Así lo hizo ayer en el Atano III, un frontón donde los campeones tejen su leyenda. Un día más deleitó y exhibió su pedigrí.
Pero Barriola lo hizo todo con sencillez y a veces con demostración de tener otras bazas para resolver a su favor situaciones comprometidas. Desde el primer momento se le vio concentrado ganando los tantos iniciales de forma primorosa, como queriendo demostrarle al rival que no se hiciera demasiadas ilusiones.
La segunda semifinal, aplazada una semana por la lesión en el gemelo izquierdo de Gonzalez, sirvió para ver al mejor Barriola. El navarro estuvo magnífico, tanto en defensa como en ataque, sumando un total de 17 tantos y cometiendo un solo fallo. Es más, no realizó ningún error en juego, ya que su único lunar vino consecuencia de una falta de saque (9-1).