La dura final de ayer recompensó a los que más aguantaron el chaparrón cuando la diferencia de sus contrarios parecía definitiva. Xala y Eulate demostraron en el Ogueta de Vitoria que son una pareja solvente, la mejor del campeonato. La cara de Beloki en la entrega de trofeos denotaba una decepeción enorme, habían tenido la txapela a tiro y se había esfumado en el sprint final. La parte positiva es la confirmación de Eulate como uno de los zagueros del momento.
El partido en sí no fue brillante, hubo fallos y no llegó a transmitir aroma de acontecimiento. Sin embargo, lo que está claro es que el tremendo esfuerzo de los azules tuvo una merecida recompensa. Por otro lado, Aspe continúa con su racha de txapelas. El Manomanista espera.
Eulate aprende a sufrir (Javier Leoné, Diario de Noticias)
La capacidad de sufrimiento del zaguero estellés y la definición de Xala en los momentos decisivos unido todo ello a los errores del mayor de los hermanos Olaizola cuando el choque tocaba a su fin propiciaron una victoria trabajada, ajustada y muy sacrificada. Xala fue reclamado por todos como el pelotari sobre el que debía girar el devenir de una final que se presentaba abierta e igualada, pero fue su compañero, Pedro Martínez de Eulate, el encargado de llevarse los mayores elogios por la enorme defensa que protagonizó ante el insistente acoso de Olaizola y Beloki.
La txapela de los asediados (Guinea/Zuza, Diario de Navarra)
En la final del Parejas 2007 no había trampa ni cartón. Las dos estrategias eran claras, nítidas. Quien impusiera su estilo, se llevaba la txapela, no había más. La incógnita era saber qué mariscal -si Etxaniz o García Ariño- movía mejor a sus efectivos, saber si el anunciado bombardeo de Olaizola I-Beloki hacía saltar por los aires la defensa de Eulate, y dónde quedaría encuadrado Xala. Si desaparecía en combate o si se calaba la bayoneta en primera línea del frente.
Xala desnivela (Julián Retegui, El Correo)
El zurdo de Lekuine fue con mucho el mejor del cuarteto. Nos tiene acostumbrados a mostrar sobre la cancha un imagen aterida. Más parecida a un especie polar que a la de un pelotari de sangre caliente. Sin embargo, desde el mismo momento que el juez de centro lanzó la chapa para sortear el saque, entró a saco.
A Pedro Martínez de Eulate, aunque no fue en esta ocasión el zaguero seguro y eficaz por todos conocido, hay que otorgarle un sobresaliente. Pocos guardaespaldas pueden alardear de conquistar dos ‘txapelas’ del Parejas en sólo un año. Tiene mucho mérito lo de mi paisano de Estella, que de jugar partidos teloneros ha subido a lo más alto de la pirámide. Eso tiene un nombre propio: profesionalidad.
De volea en volea hasta la txapela (Joseba Lezeta, Diario Vasco)
La volea de derecha ha sido su principal arma, acompañada de un toque precioso de zurda, su mano buena. No tiene ninguna mala. Ha avanzado hacia la txapela de volea en volea. Ha castigado a todos sus rivales con ese golpe, variado en corto y largo en la pared o incluso al ancho. Ayer le proporcionó cuatro tantos, incluida una botivolea en el 17-20. Pese a lo bien que maneja el gancho, no sumó ningún tanto con él. Tampoco le ha dado grandes réditos a lo largo del presente Campeonato de Parejas.
Xala y Eulate imponen el equilibrio entre seguridad y virtuosismo (Asier Aiestaran, Gara)
ención especial para un Xala que, quitando alguna pequeña racha, dio lo que se esperaba de él, volviendo a demostrar que es un delantero de primera línea. Deja, además, dos datos para la historia: ha ganado todos los partidos que ha jugado en una competición de liguillas y ha logrado su primera victoria en el Ogeta tras siete fallidos intentos. Era el artista del cuarteto, ese pelotari especial que cuando entra en juego hace temblar a sus oponentes, y sus pelotazos de aire fueron lo mejor de una final que no tuvo demasiado juego en los cuadros alegres. El de Lekuine, que se anotó ocho tantos en la final, se cala, de esta manera, su segunda txapela en el Parejas tras la conseguida en 2002 con Óscar Lasa.
Eulate ha sido un jabato (Irujo, Deia)
Las finales siempre resultan difíciles. Son duras de jugar. Son partidos muy especiales. La gente podrá pensar que hubo excesivos errores pero eso, en este tipo de encuentros, es lo normal porque hay mucho en juego. Cuenta todo, no sólo el aspecto del juego. Influyen demasiados factores y eso se deja notar en la cancha. Para mí la final fue ante todo muy dura, de mucho desgaste. Hora y media en este frontón se te hace muy cuesta arriba y al final pienso que el físico también resultó determinate. Cada uno empleó sus armas y al final fue Xala el que desequilibró. Sin embargo, me gustaría resaltar el papel de Eulate. Se demostró que lo suyo no es una casualidad. Pedro se defendió como un jabato. Hizo un gran trabajo porque era muy complicado sujetar a dos pegadores como Asier y Rubén. Ésa fue una de las claves.
Más vale maña que fuerza (Karmelo Anabitarte, El Mundo Deportivo)
Tan manido refrán popular sirve para resumir en pocas palabras, sólo cinco, una final en la que terminó imponiéndose la habilidad de Xala y el aguante físico de Eulate a la pegada bruta, sin florituras, de Olaizola I y Beloki. Darle, darle y darle hasta reventar al zaguero rival puede servir para ganar un partido, o incluso varios, pero es positivo para este deporte que una txapela exija más a quienes aspiran a enfundársela. Y no sólo ayer, sino a lo largo de todo el campeonato, han ofrecido más Xala y Eulate.
Chapeau (Eduardo Gómez, La Rioja)
El triunfo de ayer llegó después de una lucha larga, muy peloteada, con los cuatro beligerantes sin querer arriesgar, lo que dio lugar a un partido monótono, que se quiso resolver por parte de la pareja de Asegarce a base de darle una y otra vez a la pelota atacando a Eulate, quien si bien regaló los cuatro primeros tantos que hicieron los rivales, paulatinamente se fue asentando. Finalmente, fue un baluarte que permitió que el adverso 17-14 que hizo presagiar que se les iba la pelea, se convirtiera en el triunfal 22-18.Fotos: Dosparedes.com