Lado humano de Xala y Eulate

La pareja de Aspe (Xala y Eulate) que jugará la final es objeto de sendos reportajes de carácter humano. La verdad es que son muy interesantes.

El rey pescador (Césaar Orutzar, Deia)

«Yo soy feliz cuando voy a pescar. No necesito más», anuncia Xala con normalidad, ajeno a la búsqueda de la felicidad en los escaparates de tarjeta de crédito. A Yves le basta con una caña y un buen cebo para tratar que las truchas le acompañen de vuelta a casa silbando. Pero si los peces no lo hacen tampoco se enfada. «Algunos días hay más suerte que otros», argumenta. Xala es sabio. Vive pegado a la naturaleza. Con el horario del ciclo vital. Luz y oscuridad. Día y noche. Diana y retreta. No estira el reloj. «Me acuesto pronto. A las 21.00 horas estoy en la cama. Me gusta dormir y me levanto con el día», afima Yves-.

De sprinter, a zaguero (Joseba Lezeta, Diario Vasco)

Aunque parezca extraño para un hombre de casi dos metros de estatura -mide 1,98- y casi 100 kilos de peso, Eulate se dedicó al ciclismo antes que a la pelota. Irujo explica la afición de su amigo: «Su familia suele ir a menudo a Oteiza, donde hay un equipo ciclista y existe mucha afición a las bicis. El deporte rey de Oteiza es el ciclismo y Pedro practicó este deporte de chaval. Debía ser bueno al sprint. ¿Si le he visto correr? No. Que era buen sprinter lo dice él. Conoce a muchos corredores y sigue de cerca el ciclismo».

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