Lo ocurrido ayer a Sebastien Gonzalez en el frontón Municipal de Bergara no tiene explicación. Pasó de ser el mejor del partido (15-5 ganando) a dar un lección de cómo tirar por la borda todo el trabajo anterior (17-22). Se descentró y cometió errores misteriosos, se autoderrotó. Iker Jiménez prepara un especial sobre "el pelotari abducido por el espiritu bajochapa".
Gonzalez necesitaba botillero (Lezeta, Diario Vasco)
Gonzalez necesitaba un botillero. No lo había en la silla porque las dos parejas son de la misma empresa. No sé si en otros partidos suele prestar o no atención a lo que se le dice. Pero le hubiera venido bien un toque de atención o, incluso, una bronca. La historia de las remontadas es larga en la pelota. Lo impropio es perder así los papeles, entrar en una dinámica negativa a la que no veía salida por ningún lado.
Como las escopetas de feria (César Ortuzar, Deia)
En un descuido el lekuindarra y Eulate pegaron el cambiazo con Sebástien e Iñigo hamacados, completamente relajados. Pensando en el próximo partido. En un momento se esfumó la determinación y la claridad de González para el remate y Pascual se diluyó. Sin nada que perder y un tesoro bajo sus pies, Xala cavó jugándose el bigote. Tanto o tanto. Tomó vuelo el de Lekuine y se comió la desventaja. Los palillos se rompían sin descanso. Donde ponía el ojo viajaba el balín. González y Pascual, con las carabinas cambiadas, no daban una: dos palillos por 17 de Xala y Eulate y así se cerró el tiro, la tarde de las escopetas de feria. Por otra parte, el próximo sábado González y Pascual se enfrentarán a Bengoetxea VI y Patxi Ruiz en el Labrit. El domingo, Olaizola I y Beloki pelearán con Xala y Eulate en Bergara.
Remontada espectacular de Xala y Eulate ante González y Pascual (Tino Rey, El Correo)
Fue un correcalles. Los rezagados, en un abrir y cerrar de ojos, le dieron la vuelta a la tortilla y pasaron por encima de los favoritos (15-19), dejando inanimada a la cátedra, que tuvo que voltear sus pronósticos. Los bajistas, esos hombres que se aferran a los momios monetarios, se frotaban las manos.
