En el ámbito deportivo cuando analizamos los partidos suelen saltar a la palestra los términos de técnica individual –esa capacidad que tiene el jugador para dominar con su cuerpo las fases del mismo, bien sea un pase, un tiro, un control o el golpeo de la pelota – y la táctica de equipo: que si el doble pivote en fútbol, defender en zona press en baloncesto, un 5-1 en balonmano o pelotazo atrás para pasar al delantero que acecha en los cuadros alegres. Pocas veces los analistas comentan la táctica individual, que es lo que normalmente desequilibra una confrontación. La táctica individual sería lo más parecido a "leer un partido". Se trataría de que el jugador tuviera presente en cada fase del juego lo que más beneficia a tu equipo y lo que más perjudica al contrario. Por ejemplo, el gran, y desaparecido, Mirza Delibasic en basket, todo lo que hacía era para sumar puntos: pase, sin mirar, a un pivot cortando por debajo de la zona, tiro en buenas condiciones, dribling para axfisiar al rival, etc. Seguro que ustedes se les ocurren otros nombres: Richardson, Óscar Freire, Zidane…
En nuestro deporte de la pelota Julián Retegui ha sido el gran gurú de la táctica individual, no había pelotazo que no hiciera daño al contrario. Hasta el provocar una pasa de saque, cuando éste era malo, es una prueba magistral de táctica individual.
El domingo Barriola dio una lección de lo que estamos definiendo. El partido que le jugó a Titín toma las características de una excelente táctica individual: pelotas a los pies del riojano, madurar el tanto, no precipitarse, lanzar las dos paredes en el momento adecuado, etc. Enfrente tendrá hoy en Tolosa otro gran táctico como Olaizola II, en circunstancias de igualdad (material, forma física) el que mejor lea el partido jugará la final contra Irujo el día 10 de diciembre