Frontón asombroso y espectacular que llama la atención con respecto a todos los demás
Un escenario modesto, pequeño, de apenas cinco números, con cuatro paredes, todo de madera y, lo más llamativo, con un espacio para el público a la manera de los viejos teatros, todo de madera y enmarcado a lo largo de la pared derecha.
La fiesta del pasado sábado día 16 quedará en el recuerdo por un doble motivo, por los actos que la gente del pueblo llevó a cabo por la celebración de 75 años de vida de un frontón levantado en su día por el padre y el abuelo de José Marí Palacios Ogueta, quien fuera y todavía es considerado mejor pelotari alavés de todos los tiempos y uno de los profesionales que marcó una época por clase e impacto en la pelota vasca.
El programa duró todo el día. Comenzó temprano con un puche en el que intervinieron personas de toda edad y condición. Chicos y chicas, jóvenes y veteranos.
La vieja cubierta de madera, alta y hermosa protegió de la fina lluvia que cayó horas más tarde, aunque no del frío, presente en el pueblo, en cada rincón, a una altura de más de 800 metros sobre el nivel del mar.
Los infantiles se retaron para abrir boca, y luego entraron en liza las chicas de la pala. Subieron los decibelios entre el numeroso público, presente y numeroso en la balconada,, en los bajos de la misma, en el rebote y sobre un improvisado andamio en los traseros de la pared izquierda. No cabía un alma. Los jóvenes y veteranos del pueblo también gozaron de su momento de gloria y protagonismo envuelto en el lógico y bien llevado jolgorio popular y masivo, envuelto en risas y chanzas. Todos pusieron lo mejor de sí, unos la clase y los otros los gritos de aliento.
Al final, y como gran colofón, el pueblo, sus vecinos, familia y amigos, las gentes de la pelota en general y los más próximos en particular, acompañaron a Gonzalo Velasco en el día de su despedida. El partido hubo de llevarse hasta el tanto 25 por llegar a 21 los dos protagonistas. Por un lado Velasco, y por el otro Mikel Goñi, tantos años compañero del vecino de Bajauri en su etapa profesional.
Como siempre, Gonzalo se mostró competitivo, deportivo y hasta galante, y cerró la cita con un sentido discurso donde agradeció a todos, en especial a sus padres, el haberle acompañado durante 32 años de actividad pelotazale. Hasta se atrevió con el baile de la zanca.
Los últimos vencedores en el torneo interpueblos, veteranos que pasan de los 60 y 70 años, fueron distinguidos con sendos regalos y todos juntos fueron luego despedidos en un lunch popular y concurrido en la misma cancha del escenario principal de celebración cuando entraba la noche y el frío recrudecía.
>Vía Federación Alavesa