Jai Alai News
Cinco años. Han pasado cinco años desde aquella noche calificada después como histórica. Una auténtica “sorpresa” en el panorama de la cesta-punta, una cita inusual en el Jai Alai de Gernika en un momento en el que este deporte tocaba fondo. Hasta ese momento, había aficionados de Hegoalde que año tras año viajaban por lo menos una o dos veces a Iparralde para poder asistir a una función con el frontón lleno en San Juan de Luz o Biarritz. Un mínimo “chute” para cruzar otra vez el Bidasoa a la vuelta y volver a la realidad. Pero el 11 de julio del 2014 un grupo de jóvenes profesionales asumió la organización del festival “Calzada” y tras una campaña de promoción audiovisual y mediática, logró volver a llenar La Catedral de la cesta-punta por primera vez desde los mundiales de principios de los 90. Desde cuándo no se habían visto colas para entrar al frontón. ¡Décadas!. Goikoetxea y Hernández (sustituyendo a última hora al lesionado Irastorza) ganaron a Beaskoetxea y López. Pero el que de verdad ganó el partido fue la cesta-punta. La gente, los aficionados de siempre, ex-pelotaris… salieron impresionados con lo que habían visto. ¡El frontón de Gernika lleno, mucha gente joven y el festival montado a modo de espectáculo! En los años anteriores el panorama era desolador: cuatro o cinco corredores, una docena de apostadores, y otras 50-60 personas en las gradas. Algo más de medio millar en las citas importantes. Pero hace cinco años, los presentes en La Catedral vivieron un déjà-vu, un viaje en el tiempo a épocas pasadas. Algo que tras la huelga del 88 y los primeros mundiales de los 90 había desaparecido. Un pequeño sueño. Emocionante pero que parecía que iba a ser efímero.
Sin embargo, la cosa no quedó ahí. Lo que ocurrió esa noche fue más que un simple espejismo. ¿Quién no pensó que, si se pudo una vez, se podía también más veces? ¿O es que el deporte de la cesta-punta había dejado de ser emocionante, espectacular, elegante y vibrante? Se constituyó Gernika Jai Alai y año tras año, mejora tras mejora, campeonato tras campeonato (Master Series, Urriko, Calzada, campeonato de Gernika y en los últimos tres años el Grand Slam) se ha formado una base sólida creando afición, que acude sin falta al frontón. Es el espectáculo de moda. Año tras año va cada vez más gente al Jai Alai, y de todo tipo y condición: gente que siempre tuvo la afición en las venas pero que dejó de acudir al frontón; jóvenes que van al Jai Alai a animar a éste o aquel pelotari formando una piña y coreando sus nombres, o simplemente para pasárselo bien; personas que nunca imaginarías verles en un un frontón pero que les atrae el espectáculo porque les han hablado del ambiente que se vive; parejas, niños, turistas… el abanico se ha ampliado, y hay que decirlo, el frontón ha dejado de ser un lugar puramente masculino para convertirse en un recinto con gran presencia de mujeres de todas las edades.
El espectáculo también ha ido mejorando: pantallas gigantes, presentaciones modo “show” de los pelotaris, música en directo, speaker, DJ, micrófonos incorporados a los pelotaris, video-promociones y un trabajo mediático potente, todo ello indispensable para lograr estos frutos. Con los mismos pelotaris y los mismos partidos, difícil atraer a más de 100 o 200 personas pegando cuatro carteles.
La cesta-punta ha sido desde sus inicios un deporte sustentado totalmente en la apuesta y gracias a ella experimentó una internacionalización y un boom que desde la perspectiva actual, es realmente increíble. Un deporte vasco que se juega con una pelota y una cesta de mimbre curvada, originario de una nación milenaria europea, consigue traspasar los cerrados y húmedos valles para llegar a Manila, Acapulco, Miami, Nápoles, Yakarta, Chicago, Shangai, El Cairo, Bruselas, Ciudad de México, Barcelona, Tampa, Hartford, Las Vegas y una lista interminable de ciudades. Incluso las mismas reglas de juego fueron cambiadas y variadas para adaptarlas a la apuesta, con la creación del sistema de quinielas. Si el frontón de New York, ubicado en la sexta avenida de Manhattan, con más de 5.000 butacas, duró solo cinco meses en los años 30 del siglo pasado, fue porque no llegaba el permiso de apuesta. Todo eso terminó. Ese modelo se agotó, y simplemente, ya no existe. Prácticamente el que era el único sustento de ingresos ha desaparecido. Una estocada mortal. No al deporte, que sigue siendo igual de espectacular, pero sí al modelo de explotación. El jai alai hace mucho que dejó de ser un negocio y si las empresas americanas han estado perdiendo tantos y tantos millones al año desde los 90, ha sido por otros motivos (permisos de juego, etc). Cantidad de pelotaris han gozado de un sueldo en EEUU durante todos estos años mientras su empresa perdía dinero. No hay en el mundo frontón que gane dinero con el jai alai. En Iparralde, la organización de los torneos importantes está enfocado principalmente en los turistas. Con el apoyo de las administraciones locales y el gran trabajo de los organizadores, con San Juan de Luz a la cabeza, logran un producto de alta calidad con la retransmisión de los partidos vía Canal Plus para toda Francia y mediante streaming para todos los demás. Tecnología y profesionalidad. En Hegoalde, es principalmente el Gobierno Vasco el que aporta su granito de arena para que se puedan organizar partidos de verano. Sin derroches.
Ya lo decía Imanol López en el documental Jai Alai Blues (otro hito para el reconocimiento, la visualización y el relato de la historia de la cesta, desconocida para la mayoría de los vascos): “Me he dado cuenta que donde jugamos y no se apuesta, la gente lo disfruta más. Entonces eso quiere decir algo. Es como que el deporte esté funcionando en base al espectáculo. Tú sabes que la gente que va, va a ir a disfrutarlo, va a ir porque realmente le gusta el show, porque lo aprecia. Entonces, como deportista, yo creo que es la nueva era”. Y estamos en esa fase. Lo que está sucediendo en Gernika no es una anécdota, no es algo puntual. Cinco años de trabajo y demostración con grandes resultados. Un grupo de profesionales dirigidos por Gaizka Muniategi y Zigor Etxebarria, que en el día a día están centrados en su trabajo particular, sea en una empresa audiovisual, de comunicación, de diseño o asesoría, y que después de acabar su jornada de trabajo se centran en el Jai Alai. Un deporte como pocos. Tan espectacular y hermoso, que creían imposible que hubiese dejado de atraer a la gente. Pero para poder darle la vuelta a la situación, hay que invertir en promoción.
Ya no hay excusas. “Es que no interesa”, “es que no va gente”, “es que los jóvenes van por otro camino”, “es que no es un deporte televisivo”. El Jai Alai sigue vivo. Hay afición, hay base, hay pelotaris, hay espectáculo, hay un gran trabajo que se hace desde atrás, y los resultados son espectaculares. Lo vivido el pasado sábado en la final del Grand Slam ha sido histórico. Colas de más de 150 metros en la calle, entradas agotadas con anterioridad, butacas llenas, palcos completos, cientos de personas de pie, aficionados sentados en las escaleras, gente que se quedó sin poder entrar, retransmisión televisiva con mejoras introducidas por la propia organización para ETB con la instalación de más cámaras y micrófonos… Los pelotaris responden en la cancha con su calidad y el público responde a la llamada de acudir al frontón. Ahora, lo que falta es una apuesta real desde donde se toman las decisiones de verdad. Abrir los ojos, creer en este deporte, ver su potencial o por lo menos, tan solo darse cuenta de lo que está sucediendo. No es cosa de un día, sino de cinco años. Xabier Euzkitze, gran comentarista de Euskal Telebista y figura importante de la cultura vasca, impresionado con lo vivido durante este campeonato en Gernika, subía un vídeo a redes sociales el día de la final que se ha hecho viral en twitter: “Que felicidad al ver las gradas así. ¡La cesta-punta quiere seguir viva!”