Diario de NoticiasÉ L tiene sus preferencias, pero el público le pide que las amplíe. Que no se conforme con el Campeonato de Parejas y el Manomanista, lo que no es poco, y que ofrezca también un buen rendimiento en el Cuatro y Medio. Pero habrá que esperar a 2006 para ello, porque Juan Martínez de Irujo cayó eliminado el pasado viernes en Azkoitia ante Imanol Agirre y confirmó su divorcio con una competición a la que, por una causa o por otra, no termina de cogerle el aire. La derrota sorprendió a algunos, sobre todo a la cátedra, pero tiene sus causas y, bien mirada, no resultaba tan descabellada. Éstas son algunas de las claves que la explican.
el rival
Agirre llega bien y fue superior
Al delantero de Artea hay que darle lo que le corresponde. Manista de brega, de los que ofrecen casi siempre un nivel notable, Agirre venció a Irujo porque fue mejor que él. De eso no cabe ninguna duda. Le superó en el peloteo y planteó el choque sin tener en cuenta ante quién jugaba. Si bien es cierto que Irujo no le encontró casi nunca la izquierda, Agirre asentó su victoria en un resto eficaz y seguro. Y una vez salvada su principal carencia -el año pasado Aimar Olaizola le colocó diez tantos con el primer disparo- todo resultó mucho más sencillo. Jugó con criterio y alargó los tantos sin miedo para obtener réditos de una preparación física cuidada, producto de muchos años de dedicación minuciosa. Y le pegó a la pelota con rabia, de modo que sus derechazos adquirieron profundidad y su cortada resultó un punzón afilado. Oinatz Bengoetxea, quizá porque tiene que enfrentarse este domingo a él, advertía el sábado de su peligro: «Cuidado este año con Agirre».
preparación
Sin tiempo
El propio Irujo lo había advertido en estas mismas páginas días antes del partido. «El Cuatro y Medio llega en malas fechas, sin tiempo para prepararlo después del verano. Yo eliminaría la liguilla de semifinales para ganar un poco de margen». Al delantero de Ibero no le falta razón. A pesar de que son muchos los que se encuentran en parecida tesitura, a él le ha costado algo más salir del verano con chispa y recuperar la mentalidad competitiva, y ha sido uno de los delanteros de primera fila que más encuentros ha jugado en las últimas semanas. Tras romperse el meñique de nuevo en Vitoria el 6 de agosto, regresó a finales de mes consciente de los muchos compromisos de su empresas. Desde entonces ha jugado a un ritmo de partido cada tres días, con diez festivales en septiembre (incluyendo uno en el trinquete) y tres en los nueve primeros días de octubre. Jugó por parejas por última vez -en un choque de más de 800 pelotazos- sólo cinco días antes del partido ante Agirre, al que se presentó con sólo un entrenamiento en las piernas. «Y apenas estuvimos unos minutos peloteando», explicó Eulate, su compañero aquel día. Aritz Altadill, el preparador físico del grupo que integran Irujo, Lasa, Goñi III y Eulate, reconocía el sábado en el Labrit que no habían podido realizar un trabajo concreto, tarea a la que se pondrán en las próximas semanas. La competición espera de nuevo a la vuelta de un par de meses.
Estado físico
Una izquierda muy tocada
Jokin Etxaniz, director técnico de Aspe, reconoce que en la empresa eibarresa existe cierta preocupación por el estado de una mano izquierda que Irujo lleva padeciendo desde la primavera. Primero fue el dedo meñique y ahora es un dolor en la palma que no le deja golpear a la pelota con normalidad. «Le pega con el brazo encogido, no le suelta», comentaba el sábado en el Labrit un pelotari profesional. Irujo lo está notando tanto a la hora de cruzar el gancho como en los restos de saque, que el viernes se le quedaron muy cortitos. «Tiene que recuperar la confianza», dice Etxaniz, que reconoce que a esa mano le vendría bien «algo de descanso». «Pero no sé qué compromisos tendrá la empresa», añade.
mentalidad
Creer en sus posibilidades
El pasado jueves, durante la elección de material en el Labrit, tanto Etxaniz como Ladis Galarza coincidían en que Irujo, «y quizá Titín, son los únicos que puede inquietar a Olaizola II». Sin embargo, a veces da la impresión de que Irujo no lo tiene tan claro. «Mis objetivos son el Parejas y el Manomanista» dice siempre que tiene ocasión. Etxaniz reconoce que Irujo debe «cambiar esa mentalidad y creer más en sus posibilidades, porque tiene todas las posturas». «Algún año explotará también en el Cuatro y Medio», vaticina.