La feria de San Mateo abre una profunda crisis entre las empresas

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Aspe y Asegarce polemizan por los continuos cambios en los carteles de Logroño, que han afectado a 18 pelotaris
TINO REY/El Correo

El domingo pasado se puso el punto y final a la feria más importante del calendario pelotístico, San Mateo, que ha dejado un cúmulo de insatisfacciones entre la mayoría de los pelotazales. Además, el certamen logroñés ha venido a abrir una profunda crisis de alcance imprevisible entre las dos empresas que mantienen la máxima hegemonía en la mano profesional.

Entre los comisionados de Asegarce y Aspe, llámense técnicos e intendentes, ya se ha llegado a una conclusión, «la Liga de Empresas de Pelota a Mano ha dejado de ser un instrumento válido y se ha convertido en un organismo obsoleto y que casi todo el mundo se lo toma por el pito de un sereno». Este es el sentimiento generalizado.

¿Por qué se ha llegado a está deducción? Sencillamente porque en la asociación en cuestión no creen ni sus propios fundadores. Y los que muestran una total incredulidad son los encargados de la logística cotidiana empresarial. En Logroño se ha vivido una lucha de intereses, entre el cestaño, la supuesta categoría de los pelotaris y las programaciones, completamente disparatada.

Ha sido la feria de los cambios. En total 18 pelotaris se han caído del cartel, y nadie se ha dignado de ofrecer una justificación a los pelotazales, que son en definitiva el principal sostén de la convocatoria. En los toros cuando se produce una incomparecencia se cuelga en taquilla el parte médico correspondiente y se anuncia con la suficiente antelación a los aficionados.

En la pelota, no. Aquí todo vale. Es más, las ausencias y suplencias se han anunciado a partir de las diez de la noche en adelante y los abonados del frontón Adarraga se enteraban al día siguiente de los dislates empresariales. Aspe cambió en quince ocasiones a sus pelotaris y Asegarce en tres.

El pasado viernes se generó un hecho rocambolesco. Estaban anunciados Capellán y Nalda III contra Julen Retegi y Mendizábal II. Un partido que había despertado una cierta expectación en la tierra del vino. Sin embargo, los técnicos de la empresa bilbaína retiraron a su pareja de forma airada a horas intempestivas de la noche.

Al día siguiente, en un rifirrafe que mantuvieron en plena cancha del Adarraga antes de iniciarse el festival, Salvador Bergara (Asegarce) con Javier Iturza (Aspe), se supo el por qué de la decisión.«Hemos permutado la pareja porque estamos hartos de vuestros constantes cambios», expresó el navarro. Eso se llama en castellano represalia.

El summum de las alternancias llegó con el desafío de las cantaras de vino de Rioja. Asegarce puso sobre la cancha a Olaizola II y Patxi Ruiz, la mejor pareja posible. Mientras que Aspe se sacó de la manga al trío más descabellado de la historia de la pelota, Del Rey, González y Eulate. Lo nunca visto, dos zurdos en un triunvirato. El vasco-francés expresó en la rueda de prensa: «Cuando me dijeron el partido pensé que era una broma. Esto no es serio».

Ganó Aspe
En lo que concierne al capítulo puramente deportivo, se han vislumbrado a lo largo de los nueve días del concurso escasas luces y enormes sombras. Pelota de la buena, se ha distribuido con cuentagotas. Los primeros 16 tantos de Titín III en la final merecen nota y la rocosidad mostrada por Goñi III. También hay que subrayar el alarde pegador de Olaizola I en la semifinal y poco más. En el cómputo final, Aspe ha ganado 14 partidos por 11 de Asegarce.

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