Asier Olaizola doblegó sin compasión a su hermano Aimar en un enfrentamiento que duró más de 80 minutos
IVÁN PÉREZ / Noticias de La Rioja
Se impone la potencia. Asier salió ayer a la cancha del Adarraga con dos objetivos claros. El primero, fastidiar a la cátedra. El segundo, soltarle a la pelota e imponer la ley, ya no del más fuerte, sino del más potente. Y así fue. El primogénito no dio opición al pequeño de los Olaizola y destrozó a la pareja que salía como favorita, la formada por Aimar y Otxandorena, por 22-17. No fue un partido espectáculo, pero sí un duelo de titanes, una lucha por la supervivencia en los cuadros más duros de la cancha, en los que preceden a un rebote que ayer tuvo como inquilino inevitable a Iñaki Otxandorena.
El primer tanto fue el entremés que preludiaba un partido duro, de peloteo y pelotazos, de auténticos pelotaris. No defraudó. Aunque los colorados estuvieron sosos y reticentes a darle la vuelta al marcador, la rabia que guió a Asier Olaizola, perfectamente secundado por Rubén Beloki, constituyó el mejor atractivo de un festival que viene a olvidar las críticas a la feria matea en sus primeras jornadas. Tras 107 pelotazos a buena en el 0-1, Olaizola I y el zaguero de Burlada encarrilaron un partido que tenían entre ceja y ceja, y que les lleva directos a la gran final .
apabullando. Los siguientes cuatro tantos, hasta el 0-5, fueron para temblar. El guión se repetía, una y otra vez, el mayor de los de Goizueta comenzó a solterle de lo lindo a un material que ayer no defraudó a los cuatro contendientes. Los colorados se esforzaban en llevarla como buenamente podían, si es que podían, hasta el verde frontis del Adarraga.
Un zarpazo al ancho de Olaizola II y una pelota demasiado arrimada para que Beloki metiera la mano fueron la tímida reacción de los más aclamados por las butacas de cancha. Sin embargo, un gancho definitivo de Olaizola I volvió a desatar la ira de azules, que ayer soltaron el brazo a placer, para establecer el 2-8. Otxandorena ya sudaba y Asier, con un material hecho a medida de su privilegiada derecha, no dudó en bajar hasta el cuadro siete para seguir atacando a los ya amilanados colorados. Pero fue Beloki, en uno de las pocas ocasiones en las que vio las espaldas del zaguero de Mugaire, el que no pudo llevarla a buena desde el rebote (3-8). Una escapada de Asier puso el 4-8.
El siguiente, el 4-9, fue el tanto más aplaudido por la afición, con uno de los pocos ‘rifi-rafes’ entredelanteros. Y todo, porque el mayor de la saga Olaizola prefirió eludir cualquier enredo familiar en los cuadros alegres.
Pequeños regalos. Los dos tantos siguientes, que cayeron al zurrón de colorados, fueron una pequeña tregua de Olaizola I, primero con una escapada y, en segunda instancia, una jugada que le pilló desprevenido. Para no ser menos, Beloki ofreció en bandeja el 7-9.
Y de escapada en escapada y de fallo en fallo, Otxandorena marró en una fácil devolución desde el siete (7-10). En las pocas ocasiones que tuvo de entrar con garantías a la pelota, Olaizola II dejó patente su inteligencia sobre la cancha, con una dejada y un pelotazo atrás que sorprende a la pareja rival.
De ahí al empate a 13 se sucedieron los aciertos de Aimar Olaizola (dejada al ‘txoko’ y gancho medido sobre la ‘txapa’) y los fachos de ambos zagueros. Fue el único momento en el que el partido parecía que iba a romperse, merced al lógico cansancio de azules, después de tanto tute, y la pequeña remontada de Aimar, que se quedó en promesas no cumplidas.
Y asier dijo ‘yo’. No quería irse de vacío, vino a ganar. Asier se echó sobre los hombros la responsabilidad y se comió literalmente el partido. Sus determinantes pelotazos atrás desquiciaron a su hermano y terminaron con las fuerzas de un Otxandorena bombardeado a su diestra y a su siniestra. Ejemplo de ello son los tantos 14-18 y 14-19, en los que al de Mugaire se le vio totalmente fundido.
Un pequeño maquillaje de marcador por parte de colorados fue el antecedente del último tanto de Asier, en el que, al igual que empezó, mandó un zurriagazo al cuadro ocho, difícil de contestar para Otxandorena. En total, se sumaron 843 pelotazos a buena y más de 80 minutos de partido. En fin, se impuso la potencia.