El futuro pelotea en el Ega

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Diario de Noticias
No es fácil. No debe ser fácil ver pasar a cerca de 70 chavales cada año, desde hace más de veinte, a tu lado. Verles crecer, afeitarse, coger músculo, aprender de la vida, verles hacerse pelotaris y, verles, cuando alcanzan la madurez, abandonar su lugar de acogida en busca de la gloria. No es fácil, pero es inevitable. Y en Estella lo llevan que da gusto. Del mejor modo posible.

En la ribera del Ega siguen saliendo pelotaris como churros. Aquello es un no parar. Algo tiene que ver la casualidad en todo ello, pero más bien poco. En la Ikastola municipal y en el club San Miguel creen más en el trabajo y el sacrificio que en los oráculos y azares. Mejor así, que bien les va. Estella se proclamó el domingo campeón de la 36 edición del Cajanavarra Interpueblos al superar a Irurtzun en la final. Vencieron en alevines, infantiles y seniors, con talento y categoría. Pero ésta es una imagen ya diez veces repetidas. Una decena de txapelas de este torneo se han calado ya los estelleses, a los que les va como anillo al dedo la competición.

Quizás, si algún secreto tenga la escuela estellesa, ése sea ir paso a paso y batir bien los huevos desde la base. Pulir a los chavales desde que rondan los diez años y, que a partir de entonces, no pierdan comba. Tienen que sentirse respaldados y comprobar que su evolución sigue su curso sin sobresaltos. Algo así sucederá con Unanua y Aznárez, los alevines que el domingo arrasaron a los chicos de Irurtzun (Juango-Beraza) con un descaro inusitado. Ahora tienen 11 años, cuatro más que cuando llegaron a manos de Rafa Sanjurjo y Jesús Garín, los resposables de esta cantera que sigue y sigue. Los alevines son la edad clave para este torneo. Ahí, y en el título final, se reflejan los frutos de la cantera.

En la otra punta están Yániz y Urrizelki, los mayores que sumaron otro punto (22-12) en la gran final. El delantero tiene 37 años y se ha ganado la vida a pulso en el club. Sin ser profesional, se ha dejado la piel por su lugar de formación. No es el mismo caso del prometedor zaguero, Pablo Urrizelki que, con 20 años, rompe moldes y está próximo a debutar con profesionales. Es su destino.

A Garín y Sanjurjo no les inquieta la circunstancia. Que sus mejores chicos alcancen la brecha es algo bueno para todos. «Una satisfacción y un orgullo», dice Rafa; aunque ambos coinciden en que el empeño de las empresas por sacar estrellas cuanto antes precipite algo sus carreras. «El debut tal vez le pilla a Pablo y a otros un poco tiernos. Está curtido, tiene buen físico pero, en ocasiones, le traicionan los nervios», coinciden presidente y su segundo de a bordo, maestros en la enseñanza en frontón. De ellos aprendieron gente como Patxi Ruiz e Iñigo Pascual, y de ellos están orgullosos en toda Tierra Estella. También en las escuelas de Oteiza, Arróniz, en las Améscoas, en Abárzuza, Eulate…, que ayudan en mucho. El nombre de Estella está muy alto y es como para sacar pecho. Aunque nadie cobre derechos de formación por ello, ni tengan a mano un frontón óptimo para ejercitarse. Aún así, están locos de alegría.

Ahora, el de Euskal Herria
A partir de esta semana (casi con seguridad el viernes por la tarde en el Labrit), Estella disputará la ida de las semifinales del Interpueblos de Euskal Herria en un sorteo por decidir en el que estarán presentes Hernani, Vitoria y el vencedor del Berritz-Elorrio.

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