Dos años como profesional y cuatro finales le adornan
La resaca de la final Manomanista va para largo, tanto como las dos carreras deportivas de Olaizola II, el nuevo campeón, como la de Irujo. Ambos pelotaris han asumido el relevo aparente de Beloki y Eugui, en una fase reciente, o el de Arretxe y Errandonea, en la etapa anterior.
NAFARRATE./La Rioja
Pero por encima de cualquier otra consideración, hay que destacar la trayectoria de Juan Martínez de Irujo, quien ayer cumplió dos años como pelotari profesional. De poco sirve a estas alturas recordar que aún hubo quien puso objeciones en el Manomanista anterior sobre su inclusión en el torneo grande en virtud del ‘artículo 33’. Fue el campeón y este año ha estado otra vez en la final. Con problemas serios en un dedo, pero en la final. Perdió, sí, pero estuvo a un palmo del triunfo.
El torneo máximo le ha dado una magnífica reputación. Es un pelotari insolente, agresivo y dominador de un amplio repertorio de golpes. Va sobrado de recursos, pero sobre todo es un pelotari que transmite. Nunca causa indiferencia. La afición disfruta con las figuras e Irujo es un ‘crack’.
Pero si el mano a mano le ha dado lo que es a sus 24 años, también ha destacado por parejas. Ha jugado otras dos finales. Fue subcampeón con Lasa III en el 2004 y ha ganado la edición de este año con Goñi III. No ha dejado de apurar todas las oportunidades que se le han brindado. En dos años, por tanto, cuatro finales y dos chapelas. Va a ritmo de récord.
Tan sólo se le atraganta el Cuatro y medio. Él dice que no ha tenido demasiado tiempo para ponerse a trabajar a fondo en la distancia. El día que lo haga saltará la banca y tras perder en la edición anterior con Chafée ha amenazado con hacerlo. En el 2003 fue Capellán su verdugo. Ahora disfrutará de unas semanas de vacaciones, un tiempo que sus manos se lo agradecerán.