Irujo triunfa fiel a su estilo

El de Ibero jugó revolucionado, pero dio la vuelta a un 15-20 y estará en la final

Juan Luis Ibarretxe/Deia

Irujo es así. Alocado, imprevisible, nervioso, precipitado, impulsivo, pasional… y ganador. Sobre todo, ganador. El de Ibero volvió a demostrar ayer todas estas facetas suyas, reconocidas por él mismo en la rueda de prensa posterior al partido, pero lo que cuenta es lo que él consiguió: Alcanzar el cartón 22, aunque para ello tenga que ponerse a restar de aire con empate a 21. Ayer lo hizo ante un Ruiz que sufrió la que posiblemente haya sido la derrota más cruel de su carrera profesional, ya que llegó a ir por delante con un 15-20 que le otorgaba serias opciones de triunfo. Un error forzado suyo devolvió el saque al de Ibero, quien pegó un grito que, según él, le sirvió para desahogarse y reaccionar. Lo cierto es que las cosas a partir de ese instante le salieron bien, ya que mediante un saque-remate logró el 17-20 y acto seguido llegó el tanto polémico de la tarde, ya que una dejada al «txoko» no pudo ser devuelta por un Ruiz que reclamó «vuelta» al toparse en su camino con Juan.

Un pelotazo del campeón, su sexto saque directo y un error forzado de Ruiz desde el cuadro ocho otorgaron la iniciativa al «colorado» con el 21-20. Sin embargo, la contienda aún tuvo muchos pasajes para comentar. Y es que Patxi exhibió en el siguiente tanto una defensa épica, que culminó con un gancho que instaló el empate a 21 y llevaba aún más pasión de la que ya existía en un graderío que presentó muy buen aspecto y una gran animación. El saque pasaba a manos de Ruiz, quien se encontró con que su rival, como ya había hecho en algunos tantos anteriores, no se arrugaba y se ponía a entrar de aire al resto. Y la táctica le funcionó, puesto que se puso a dominar y, a pesar de que Patxi también se defendió como gato panza arriba en esta ocasión, no pudo evitar que uno de sus envíos cuando estaba dominado, se marchase a la contracancha. De esta manera, Irujo logra el pase a su cuarta final en menos de dos años como profesional.

Partido «eléctrico»

Antes de este desenlace no apto para cardiacos, el choque también había sido realmente «eléctrico» y con numerosas alternativas. De hecho, Ruiz levantó un 5-2 en contra para instalar el 5-8 merced a su gran pegada, sobre todo de derecha, con la que dominaba a un Irujo al que no se le veía a gusto en la cancha. Tras los empates a 8, 9, 10 y 11, parecía que la contienda adquiría color «azul», ya que, a pesar de que el de Asegarce se había vendido con alguna dejada, mostraba un juego serio, pero Irujo reaccionó y se llevó el gato al agua.

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