Biritxinaga, desde el césped a los frontones

Juan Luis Ibarretxe / Deia

¿Quién no se acuerda de Natxo Biritxinaga, el que fuera durante más de cuarenta años masajista de la primera plantilla del Athletic? Pues ahora, este vizcaino, que dejó la entidad rojiblanca hace unos diez años, se encuentra inmerso en el mundo de la pelota, ya que Frontis ha llegado a un acuerdo con él para que sus integrantes sean atendidos en los centros que posee en Zamudio y Derio y que gestiona su hija Aitziber. Aunque en teoría Natxo está jubilado, continúa ligado al mundillo del masaje y da alguna sesión «de estrangis, je, je», como él mismo indica. Y es que, para alguien que estuvo vinculado con esta práctica desde inicios de los cincuenta, es difícil desengancharse. «Aún sigo de vez en cuando dando masajes, es que no puedo estar sin ello. Si en estos momentos puedo echar una mano a Frontis asesorándoles, pues fenomenal y ahí estarán mi hija y su compañera para atenderles», subraya.

Así las cosas, ahora estará un poco más vinculado a un deporte «que me encanta, pero con el que no trabajaba debido a que la dedicación exclusiva con el Athletic, no me dejaba tiempo». Pese a ello, en alguna ocasión en la que sus ocupaciones con el club rojiblanco le dejaban libre Biritxinaga ya trataba a varios de los grandes pelotaris, como Bengoetxea II, el puntista «Katxin» Uriarte o el palista Utge. Más recientemente, también ha trabajado con Zearra, Xabi Galarza o Leiza.

Natxo, que curiosamente nació en una vivienda que había en una tribuna de San Mamés, «como mis tres hermanos», reconoce que hoy en día es «imprescindible» que cualquier empresa de pelota cuente con un buen masajista. Y es que, tal y como él mismo apunta, «los manistas se asemejan ahora bastante a los futbolistas en que tienen mucha dedicación y se cuidan más que antes, tanto en comida, como entrenamientos y masajes. Son más profesionales que antes». A este respecto, recuerda que hace años «ya comí dos o tres veces con algún pelotari que la víspera de un partido se metía unos chuletones que eran la repera, decían que así cogían fuerzas». Esta anécdota no se daba sólo en la pelota, ya que admite que, con el Athletic, «nos concentrábamos en Larrauri y el día del partido comíamos consomé, merluza rebozada, pollo y soufflé. No nos fue mal, porque ganamos la Liga y la Copa».

Biritxinaga III

Biritxinaga, en caso de haber sido pelotari, habría sido el tercero de la saga, puesto que su difunto padre ya fue masajista del Athletic y su primo también se dedicaba a esta labor. «Yo, oficialmente, empecé en el Athletic el 1 de abril de 1955, pero antes ya ayudaba, atendía a los futbolistas en casa y el club me daba una pequeña propina», recuerda.

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