Aimar se clasifica con dos caras

El delantero de Goizueta dejó en nueve a Zearra en el Atano III a pesar de no comenzar bien

J.H. / L.G./Diario de Navarra

Si, como se supone, Xala y Gonzalez vieron el encuentro de ayer en el Atano III, habrán refrescado sus ideas manomanistas. Lo del sábado en Zarautz fue un canto al descontrol y a la anarquía. El Olaizola II-Zearra de San Sebastián se atuvo a las reglas maestras de una especialidad que exige temple, cadencia y criterio. Ganó Aimar con claridad (22-9) una vez que despejara sus dudas iniciales. Hizo un 15-0 impecable, con detalles hermosos y, sobre todo, con una colocación y una inteligencia en la cancha que sólo les está permitido a los grandes. Y Zearra, aunque se derrumbara, tampoco se desvió del guión.

El dinero se había volcado previa y hasta lógicamente por el color del de Goizueta (100 a 30 euros). A mitad del encuentro todos los corredores decidieron sentarse porque las cosas estaban lo suficientemente claras como para que no arriesgara ni el más convencido bajista. Fue, en definitiva, una cuestión de tiempo y de peso específico.

El buen comienzo de Zearra

Oier Zearra comenzó bien y con sentido. Hizo el 1-0 de saque y ganó luego de un derechazo al siete. Empató Aimar que posteriormente marcó dos ventajas de 3-6 y 4-7. Pero el delantero navarro comenzó a dar síntomas de no sentirse a gusto con la presión. Le enredaron la ansiedad y las prisas. Falló dos golpes de derecha inhabituales (el 4-6 y el 8-7). Y tardó un poco en asentarse y en buscar las claves que le llevaran a tomar la iniciativa. No dudaría demasiado la incertidumbre. El de Goizueta buscó las soluciones, como siempre, tras leer el juego del contrario. Comenzó por alternar la dirección del saque: o largo, con efecto, a la pared o al ancho. También buscó terminar en el ancho para tratar de minar la resistencia de un Zearra que, con menos recursos que el rival, fue llegando a la confusión paulatinamente. Rompió con el saque-remate y posteriormente se hizo con el terreno preciso desde el que mandar y dirigir. Fue una admirable lección estratégica como muchas que ha firmado el pelotari.

Visión táctica y limpieza

Pero , además del temple, el mejor de los secretos de Olaizola II estuvo en la limpieza con la que empalmó de derecha e izquierda la pelota. Su diestra gozó todas y cada una de las pelotas a partir del 7-9. Ganó el empate (9-9) con un golpe certero, volvió a provocar el fallo del vizcaíno en su propio terreno, intercaló un par de dejadas largas y tocadas para terminar de inquietar y paso a paso, con una sencillez casi memorable, se hizo con las riendas del compromiso. Fue un 15-0 de parcial, del 7-9 al 22-9. A Aimar le costó asentarse y despejar la tensión. Cuando lo hizo fue otra vez una delicia táctica y técnica. Todas las dudas se despejaron en una segunda parte superior. La descolgada desde el cuadro siete que firmó el 21-9 del de Goizueta fue sencillamente magistral. Un saque final acabaría poniendo la guinda a un encuentro acelerado en su segundo tramo por la superioridad del favorito.

Olaizola II se medirá a Sebastien Gonzalez en semifinales.

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