El tricampeón escondido

Patxi Eugi, ‘txapeldun’ en tres ocasiones, vuelve a su competición tras un año marcado por sus problemas en la mano izquierda | En 2004 jugó 14 partidos
P. A. / La Estafeta de Navarra

Si el Manomanista tiene nombres ilustres, el de Patxi Eugi es, sin duda, uno de ellos. El delantero de Aoiz puede presumir de haber ganado tres veces el campeonato, algo a la altura de un puñado de pelotaris a lo largo de la historia (tan sólo le igualan o superan Retegui II, Retegui I, Azkarate, Atano III, Beloki y Gallastegui). Y, sin embargo, en los últimos tiempos su nombre se ha visto eclipsado por sus rivales y el infortunio, aunque sus allegados dicen que, a sus 33 años, llega al mano a mano con tantas garantías como en sus tres mejores campañas, cuando ganó.

Hace una semana, Eugi se sometió a una importante tunda de pelotazos en el frontón Labrit con el gran favorito a la txapela, Juan Martínez de Irujo, y dejó asombrado a más de uno –entre ellos, al propio Irujo–. Como dijo su compañero de entrenamientos y también pelotari de Aspe Pedro Martínez de Eulate, «está con chispa, muy fuerte físicamente».

El propio interesado reconoció ayer, en la elección de material para el encuentro, que llega en forma al mano a mano, pero guarda sus reservas ante su estreno en el torneo contra el también campeón Patxi Ruiz (el sábado, en el Labrit). «Él es favorito, hizo una exhibición ante Beloki –22 15, en octavos de final–. Está con mucha moral y juego, aunque yo también estoy bien. El mano a mano me gusta, lo he preparado bien y estoy con ilusión. El año pasado hice un buen campeonato, me metí en semifinales, pero tuve problemas con las lesiones. Hay que ir paso a paso», recalca.

El tiempo ha hecho precavido a Eugi. El agoizko ganó el torneo en 1996, 1999 –el de Aspe, en el año en que se disputaron dos campeonatos paralelos– y 2000. Un año después fue subcampeón (cayó ante Beloki); en 2002 fue eliminado por Agirre en cuartos de final (22-21); y en 2003 le apeó un Aimar Olaizola que se comía el mundo (aunque el goizuetarra sufrió después la lesión en su hombro derecho que le dejó muy mermado; fue subcampeón tras Patxi Ruiz).

Una zurda muy dañada. El año pasado arrancó desde dieciseisavos de final y eliminó con mucha autoridad a Bengoetxea VI, Pascual y Barriola. Y por fin, cuando llegó a semifinales como claro favorito al título, se topó con una lesión que le dio al traste tanto el campeonato como la temporada. Eugi sufrió un extraño mal de manos en su encuentro contra Yves Xala, dentro de la liguilla previa a la final, de forma que se quedó con la mano izquierda tremendamente hinchada y amoratada. La lesión, una «fibrosis peritendinosa» le obligó a abandonar el Manomanista. El reposo no la sanó, y Eugi se vio abocado al calvario del quirófano y de la recuperación.

Así, el 2004 de Eugi se limitó a la disputa de 14 partidos –la media suele estar en torno a los 60 encuentros por temporada–. En 2005 no ha entrado en el Mano Parejas, de forma que el mano a mano le llega, tirando de tópico, como agua de mayo. «Me gustaría jugar más partidos por parejas, pero llevo un año con la lesión a vueltas. Ahora parece que me he recuperado bien y espero tener continuidad otra vez», dice un Eugi que, pese a todo, asegura que no tiene «nada que reivindicar. Hago lo que puedo, cada momento en la vida de un deportista es distinto, y el que vivo ahora no sé si mejor o peor que otros. Sólo sé que quiero jugar las semifinales de aquí a 21 días, ésa es mi ilusión».

Material demasiado vivo

Los dos pelotaris quedaron medianamente satisfechos con las pelotas presentadas para jugar el encuentro del sábado, aunque Patxi Eugi destacó es un material «un poco excesivo, va al rebote de saque». El agoizko separó dos esféricas de 103,1 y 103,2 gramos, ambas de cuero vuelto. «Son de medio bote, me he quedado contento», aseguró.

Por su parte, Patxi Ruiz optó por dos pelotas normales, de 103,9 y 103,1 gramos. «Estoy conforme. Las de él son como esperaba, de cuero vuelto y de salida bastante fuerte de frontis. Me han gustado, me han entrado en la mano. Las mías son parecidas, aunque tienen algo más de toque por abajo». El zaguero estellés llegará al encuentro del sábado sin realizar ningún entrenamiento desde su triunfo ante Beloki de hace diez días, cuando se dañó la mano derecha: «No la tengo al cien por cien. Posiblemente a mitad de partido me pueda pasar lo mismo, que se me meta una pelota, pero habrá que sufrir».

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