La marcha atrás de la Liga de Empresas

T. REY/El Correo

La Liga de Empresas ha elegido en el Manomanista, que ayer se presentó en la sede principal de La BBK en Bilbao, el método de avanzar que utiliza habitualmente el cangrejo: hacia atrás. El sistema que han diseñado para 2005 ya lo hicieron en la década de los 80 aquellos empresarios que enarbolaban en su oreja el preciado lapicero.

Los tiempos han avanzado una barbaridad. La Liga de Empresas tiene un juez único, que nadie sabe bien qué funciones desempeña, el comité de sabios, ordenadores, página web incluida, secretarios y un cúmulo de adelantos que para sí quisieran muchas entidades de relumbrón. Pues bien, han retrocedido en el tiempo sin rubor alguno.

Desde este foro se ha venido proclamando que había que apostar «por la modernización de los campeonatos en pro del espectáculo y que el pasado era cosa de la historia». Incluso pregonaron, que «mantendremos el mismo sistema de competición con el fin de no herir los intereses deportivos de los pelotaris».

Además, incorporaron a su declaración de intenciones un tema que se ha venido cumpliendo desde la prehistoria del torneo. «Los participantes en el Manomanista tendrán adquirida una contrastada categoría». Nada de nada. Primero, no han sabido suplir por otro método la cancelación de la liguilla de semifinales.

Segundo, la modernización la han tirado por el barranco del olvido. Tercero, de los 20 que toman parte en el Manomanista, muchos de ellos carecen de la vitola de primera. La prueba es que las intendencias de sus respectivas empresas se muestran reacias a programarlos en partidos estelares y los enclavan en teloneros.

No hace un año desapareció del seno de la LEP Julián Arruabarrena, que ocupó el cargo de director. Lo mismo ocurrió con Julián Retegui, con un cierto hartazgo por los constantes incumplimientos que se producían después de tomar los acuerdos. Los sustitutos no han restablecido ese nuevo orden que divulgaron.

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