En otro durísimo duelo, la pareja de Asegarce forzó el desempate (22-17) ante un Irujo que mezcló lo bueno y lo malo
J.H. / F.C. / Diario de Navarra
Habrá desempate. Entraba dentro del pronóstico y nadie puede cuestionarlo. Olaizola I y Zearra fueron mejores que Irujo y Goñi III en San Sebastián. El 22-17 final hace justicia a un partido que tiró por caminos y derroteros previstos. Hubo dureza, se amontonó la brega, se multiplicaron los pelotazos y el tiempo y los cuatro protagonistas gastaron sus fuerzas hasta el límite. También volvió a resultar ejemplar el comportamiento de un Oier Zearra que está firmando un Campeonato excepcional. El zaguero vizcaíno volvió a escribir una historia de resistencia hercúlea y llena de sentido.
Hubo pocas variantes respecto al encuentro de hace seis días en el Astelena. Pero algunas existieron y de peso. Por de pronto, el comportamiento de un material serio pero bonito, adecuado, con respuesta de tramo largo por abajo, con sonido y con vida.
Igualmente se definió mejor el estilo intransferible de un Juan Martínez de Irujo que comenzó actuando en estado puro. El de Ibero fue un recatado atacante en la confrontación de ida pero ayer volvió a sus orígenes, encaró el remate y trató de romper. El interesado mezcló lo bueno con lo mediano y, a veces, con lo malo. Hizo, por ejemplo, el 2-1con una volea larga, paró la pelota de zurda al rincón en el 8-9 de manera extraordinaria. Y se jaleó un sotamano de derecha que no devolvió Zearra desde el nueve.
Pero Irujo también se equivocó monumentalmente en dos ocasiones y titubeó en otras tantas. Para el 7-8 llevaba ya archivadas hasta media docena de errores. Intentó romper el partido pero no lo consiguió. Entretanto, la película estaba soportada en la zaga con dos zagueros de monumental esfuerzo. Así caminó el encuentro de manera sostenida hasta el 12-12, sin que nadie se pudiera ir de nadie.
Rompe Asier Olaizola
Luego comenzarían a adivinarse más claves. Cobró protagonismo Olaizola. Dos ganchos, otro par de dejadas y una cortada perfecta, empujaron a la pareja de Asegarce hasta un 18-13 que definió la suerte. Recuperar esa distancia parecía imposible para los rezagados que, sin embargo, insistieron a partir del juego de Goñi. Pero tampoco Zearra se afligía. El vizcaíno, con su pelotazo de altura, acabó desterrando la iniciativa de Irujo y pese a que los de Aspe llegaran a acercarse a un 17-19 una dos paredes de Olaizola, un error de Goñi III y una dejada solemne de Zearra al ancho acabarían completando la historia.
El encuentro también dejó en claro un episodio especial a cuenta de los cruces que provocaron los dos delanteros. Los hubo repetidos y de distinta suerte. Ello trasladó la polémica a la grada, que se decantó por uno y otro color.