El Parejas se está caracterizando por la escasa presencia de los delanteros
No es fácil encontrar en el frontón a alguien dispuesto a contar los pelotazos. En un mano a mano, bien, pero en un parejas, sólo los intendentes, pertrechados con un pulsador, los infógrafos de las televisiones y Eduardo Gómez son los encargados de llevar las cuentas. Al final siempre hay un pequeño desfase. También hay quien detesta dar el dato. ¿Para qué? Y otros que simplemente lo añadimos si lo tenemos.
NAFARRATE/La Rioja
Es un dato relevante de la dureza del partido. Y este año es un Campeonato especialmente duro. Nada menos que cuatro partidos han rebasado a estas alturas el millar de pelotazos, frente a los más de 900 como tope del Parejas del 2004. El último partido se ha convertido en historia, con 1.215 golpeos, pero, como se puede ver en el cuadro, todavía queda metralla para alcanzar a los que se citan en los primeros puestos de la clasificación.
Miedo
Hay muchos factores que intervienen en el incremento de este número. Para empezar, el miedo. Este año hay mucho respeto. Es bueno porque habla del equilibrio de las parejas, pero también intervienen de manera negativa en los partidos porque el bostezo llega a ser general. Los delanteros especulan. No quieren perder el tanto. Entran sólo a las buenas. Y los zagueros, entre tanto, soportan una carga de trabajo inhumana tratando de eludir a los delanteros sin desmayo.
Hasta Titín, prodigio del juego rápido y provocador, ha tenido este año que sucumbir al juego de la pelota más arcaico -pero pelota al fin y al cabo- y pasar del millar de pelotazos en un partido que acabó 22-11. Es cierto que su zurda no ha estado a la altura de otras ocasiones, pero cuando ha metido el gancho, en la mayoría de las ocasiones se lo han cazado. Otro detalle es el escaso número de saques que se logran. Esto contribuye a la prolongación. No hay jugada más eficaz que acertar con el primer pelotazo.
Y el material
Pero en esta relación de factores tampoco podemos olvidarnos del material. Este año ha crecido en tamaño y en peso. Pero estos dos detalles juntos no son tan determinantes como el criterio del seleccionador. Hay recorte. No cabe duda.
A Atano XIII no le gusta la pelota briosa y desestima los extremos por principio. Con un material sosote, los zagueros son los protagonistas y hasta la fecha, salvo contadas excepciones, han sido los protagonistas. Si a esto se suma que el material se gasta con el uso y gana en bote, la receta está completada. Es más cómodo llegar a una pelota que describe un arco amplio que a otra que ‘tira’ por bajo, que atropella más.
En definitiva: respeto, racanería y material son los ingredientes de que este Parejas se haya convertido en un maratón. Claro que todavía queda mucho para alcanzar a ilustres del pelotazo como Alústiza o Maíz.
LOS PELOTAZOS
1.548: Vergara y Errandonea, 21; Alústiza y Maíz, 22. Tolosa, dic.1989.
1.452: Olaizola I y Ruiz, 22; Aguirre y Goñi III, 16. Azpeitia, ene. 2002
1.326: Retegui II y Arretxe, 22; Alústiza y Martinicorena, 19. Eibar, nov. 1989
1.268: Vergara y Matinicorena, 22; Alústiza y Maíz, 10. Atano, nov. 1989
1.258: Retegui y Errandonea, 22; Vergara y Maíz, 18. Tolosa, dic 1989.
1.215: Irujo y Goñi III, 22; Olaizola I y Zearra, 20. Eibar, 20-2-2005.
1.084: Olaizola II y Otxandorena, 16; Olaizola I y Zearra. Pamplona, 12-2-2005.
1.050: Berasaluce VIII y Ruiz, 16; Bengoetxea VI y Beloki. Baracaldo, 29-1-05.
1.004: Titín y Barriola, 22; Xala y Lasa III, 11. Urduliz, 28-1-05.