JOSEBA LEZETA/Diario Vasco
Te hemos dejado solo, Pedro Mari. Ni Paco ni yo te hemos podido acompañar en este viaje que iniciaste ayer, un domingo sin Astelena. Porque, claro, ni se te hubiera ocurrido irte de viaje si hubiera habido pelota en tu frontón. De todas maneras, tu viaje sólo puede ser a otro Eibar en el que el equipo de fútbol juegue en Primera, a otro Astelena gigantesco, sin pared izquierda, sin techo, con una contracancha infinita donde la gente sólo hable de pelota, de la clase de Atano III, del poder de Gallastegi, de la volea de Atano VII, de las genialidades de Onaindia, de tu amigo Akarregi, de como Barberito hacía todo bien, del gancho de Ogueta, de la humildad de Oreja III, de aquel juez que obligó a Retegui II a ir en busca de la pelota…
Cuando exista alguna duda sobre algo ocurrido en el Astelena, todos te buscarán para resolverla. Mientras tanto Paco y yo te guardaremos el sitio en este Astelena, tu butaca ahora vacía. No nos faltarán sólo las lecciones de pelota o algún comentario tan irónico como acertado. Nos faltará también una visión original y singular de la vida y del ser humano. Te cuidaremos el Astelena Pedro Mari.