Fin de semana de auténtico Sillón Bol.
El que quiso ver pelota pudo acabar hasta las idems. Menudos eternos partidos que se pudieron contemplar desde Urduliz, Barakaldo y Eibar, el de Del Rey contra Capellán. Esto es como la tierra batida en el tenis. En ese deporte, en el tenis, los excitantes aullidos de las rusas en el Abierto de Australia dieron paso en la final a las norteamericanas Serena y Davenport, y en cambio, en hombres el morrosko Safin le mandó a tomar olas al local Hewit. Todo al revés.
El fútbol nos ha dejado el pincho de merluza, como diría Andrés Montes, del amigo Belleti en el Sánzhez Pizjuan. También esa acción pudo ser un bloqueo de un voleibolista del Caja Duero de Soria. Por cierto, en esa ciudad, en ese campo de Castilla helado y machadiano cayó herido el Numancia por el rayo británico, dejando a los sorianos como pajaritos de Segunda.
A su vez fue llamativo el 0-4 de Anoeta de la canarinha del Villarreal. Me parece que este año le toca a Osasuna devolver el favor a los donostiarras.
Me gusta que el fútbol se entremezcle con la cultura. No todo van a ser frases del estilo «El fútbol es así»; «Desde el banquillo no se aprecia bien las jugadas»; «Queda mucha liga»; «No suelo hablar de los árbitros pero…», etc. Por eso, uno se queda felizmente perplejo ante DJ Cooper y su Autopista hacia el Infierno de AC/DC que pinchó en el calentamiento del Mallorca-Getafe, y como no, de la cita quevediana de Ferrando a Radomir Antic sobre la envidia y el perro amarillo. Se nota el año Cervantes. Por eso, Calderón fue el mejor del partido en que el Tau ganó al Madrid en Vistalegre. Habrá que ver que cara ponen los examinadores del COI cuando le digan que se juega a basket en una plaza de toros, y que en el reconstruido Palacio de los Deportes hay localidades ciegas para ver el europeo de atletismo indoor.
El Cross de Lasarte, en su 50 Aniversario, fue para el blanco Lebed. La máquina ucraniana se impuso al hermano de Kenenisa Bekele, un chaval que dicen que viene como el mayor. Otro entrañable etíope venció en el medio maratón de Almería. Gebreselaisse, la sonrisa horizontal, ha dejado atrás su lesión del talón de Aquiles y espera estar a tope para el maratón de Londres, allá por abril. Mira que tiene mérito arrasar corriendo de puntillas y con cara de felicidad.
Por último, contemplé como el trío belga se impuso, como el año pasado, en el mundial de ciclocross de Alemania. La facilidad con la que ganan estos flamencos es insultante. Además da igual que la pista estuviera helada, ellos a lo suyo, a por las medallas, son los keniatas del 3.000 obstáculos, los etíopes de los 10.000, o los rusos del patinaje artístico.