JOSEBA LEZETA/Diario Vasco
El Campeonato de Parejas, el verdadero, el auténtico, no lo que hemos visto hasta ahora, comenzará el viernes en Urduliz. Toca a su fin la pretemporada, con pelotaris que prefieren reservarse, evitar esfuerzos baldíos, incluso suspender. Por fortuna. En algún partido, hasta ha dado la impresión, seguramente equivocada, de que algunos preferían perder que ganar. Hay un detalle que muestra el valor que la cátedra da a lo visto en este arranque de competición. Olaizola I y Zearra han ganado sus tres partidos y han concluido líderes del grupo B, lo que en teoría les concede ventaja en los cruces de cuartos de final. Les toca enfrentarse el domingo en el Astelena de Eibar a Olaizola II y Otxandorena, colistas del grupo A. Pues los momios de ese partido serán favorables a Olaizola II. Seguro.
La LEP.M ha repetido por segundo año consecutivo esta liguilla que no elimina a nadie, que concede el pasaporte a cuartos de final a todas las parejas participantes. Las empresas se escudaban en la buena respuesta del público para justificar este planteamiento. Es cierto que los partidos del grupo A, el de Asegarce, han registrado mejores entradas. La promotora bilbaína ha acertado al llevar sus festivales por los pueblos, a Irún, Íscar y Sestao, por ejemplo. Pero también es cierto que ellos han dispuesto de los dos manistas más atractivos del momento, Olaizola II y Martínez de Irujo, y de pelotaris que pasan por un gran momento como Berasaluze VIII y Patxi Ruiz.
El grupo B, sin embargo, ha resultado un desastre en cuanto a público. Aspe, su gestor, ha insistido en el Astelena de Eibar, donde ha programado cuatro de sus seis festivales. Y no ha superado la media entrada en ninguno de ellos. Peor le fue cuando programó un viernes por la noche en el Atano III de Donostia.
El balance de la LEP.M debe ser conjunto. Y el análisis, serio. Este sistema no ofrece ningún aliciente añadido para el espectador y resta credibilidad a este arranque de competición. No hay más que escuchar las declaraciones de diversos pelotaris. No puede ser que todo el valor de la liguilla se limite «a adquirir confianza» o «a compenetrarse». No es serio.
Urge buscar nuevas fórmulas, más atractivas para el pelotazale. Como urge, ahora que estamos a tiempo, replantearse la liguilla de semifinales del Manomanista de Primera, fuente inagotable de lesiones y suspensiones desde que se instauró. Mantenerla supondría volver a adquirir riesgos innecesarios.