Javier Hernández / Diario de Navarra
EL Parejas está a punto de cerrar un preámbulo prescindible. Este primer cuarto de la competición únicamente ha servido para que las empresas hagan caja. En lo deportivo se vende un interés determinado sólo por los cruces que se establecerán en la fase final, pero en tono menor. En una competición de alto nivel nadie se puede asustar de nadie. Los que pretendan ganar tendrán que medirse con todos. Y, en cualquier caso, todo el mundo quiere acabar con esta propina añadida. Los pelotaris porque se ven arrastrados a un esfuerzo redoblado. Los médicos se santiguan porque no pase nada (y algo ha pasado a Olaizola II, a Barriola, a Xala o a Beloki) y los aficionados porque quieren ya espectáculo de verdad.En lo deportivo se han visto partidos atrincherados (el domingo en Éibar), otros con ritmo y velocidad (el del sábado en el Labrit) y revolcones espectaculares como el de Gonzalez frente a Titín. El de Tricio ha decepcionado en el arranque.
Otra cosa es la asistencia a los frontones. El aficionado ha reaccionado muy discretamente. El reclamo del Astelena no ha funcionado en ninguna de los tres festivales. Dos días antes, en el Atano III se llegó al centenar. Han salvado el tipo Beotíbar, Sestao y el Labrit que resulta el recinto más agradecido del globo.