El de Goizueta y Zearra se mantienen invictos en la competición después de superar a un dúo que pagó la pobre actuación del joven delantero
TINO REY/El Correo
Olaizola I y Zearra suman y siguen acumulando triunfos en el Campeonato de Parejas. Ayer, en el frontón Astelena, se impusieron (22-17) a Bengoetxea VI, que suscribió una de las actuaciones más pobres desde su debut en el profesionalismo, y un Rubén Beloki que sintió la misma soledad que un corredor de fondo.
El mayor de la saga de los Olaizola sacó los colores al ‘niño’ de la pelota profesional, Oinatz Bengoetxea, que a sus 20 años pegó en la popular catedral manista un petardazo estruendoso. Además de fallar ocho pelotas no forzadas, dejó casi todo el partido vendido a su suerte a su zaguero, que terminó exhausto y con un cierto hartazgo.
El pelotari burladés fue quien llevo el peso de su pareja. Un dato altamente significativo. Con el empate a doce él había dado 183 pelotazos y su delantero, 76. Rubén tuvo que jugar contra el dúo rival y su propio compañero. No mereció, después de su deslumbrante repertorio peloteador, semejante derrota. Con otro delantero, su propio hermano, otro gallo le hubiese cantado.
Fue el más coherente del encuentro. Sólo erró dos pelotas, ambas impactaron en la raya de la pared izquierda, una de ellas el respetable consideró que había sido buena, y materializó dos tantos. Un derechazo que iba camino del rebote y una dejada al ancho, con la que sorprendió a Asier Olaizola, que le significó el tanto 17.
Lo malo para el campeón navarro no fue el abandonar la villa armera con el sabor amargo de la derrota, sino que sufrió una contractura muscular al agacharse para devolver una pelota en la parte derecha de la espalda, que su médico no considera preocupante. «Con antiinflamatorios, calor y masajes, se podrá revertir el problema», afirma Íñigo Simón, facultativo de Asegarce.
Duelo decepcionante
Fue un partido decepcionante. Todos se agarraron a ese juego de trincheras, pelotazos y más pelotazos, que termina aburriendo hasta el mas acérrimo defensor de la modalidad. Asier Olaizola tuvo un comportamiento con luces y grandes sombras. Finalizó ocho tantos. Sólo uno de ellos fue de aire, una volea al ‘txoko’ con la que finiquitó el debate. Y logró cuatro saques.
En el computo final de errores se excedió. Siete fueron las pelotas que dejó de meter en el frontis. Lo que hizo, con un material difícil de mover, fue poner en evidencia el potencial muscular de la joven perla de Asegarce, Oinatz Bengoetxea. El chaval de Leitza, que el pasado domingo encantó al senado eibarrés, ayer defraudó en el mismo escenario.
Oier Zearra, por su parte, aprobó el examen ante el zaguero más desestabilizador de la modalidad. Se mostró firme en defensa, la mayoría del partido estuvo dominado, y se movió con soltura por la cancha. Falló cuatro pelotas, todas ellas de zurda, y acusó dos saques muy complicados de restar.