Abel Barriola, después de remontar una profunda crisis deportiva, afronta el próximo domingo su tercera final en la ‘jaula’
TINO REY/El Correo
Abel Barriola es uno de los pocos zagueros, junto a Galarza III y Arretxe, que ha plasmado su nombre en el palmarés del Torneo del Cuatro y Medio. Ha lidiado con arte y pegada con los huesos más indigestos de los cuadros delanteros del frontón. El domingo disputa su tercera final ante un rival al que nunca ha podido doblegar: Olaizola II.
Cuando los cazatalentos, entre ellos Salbador Bergara, ex pelotari y ahora técnico de Asegarce, descubrió al mozalbete de Leitza en un de esos frontones perdidos del valle de Leizaran, escribió en su informe: «Es un pelotari de pura seda, estilista y con dos buenas manos».
Lo primero que hizo es recomendar su fichaje. Un año tardó en dar el salto, por el mal de manos. Fue en plenos carnavales tolosarras (22-2-1998). En su primera comparecencia destacó la facilidad con que manejaba su mano izquierda.
Aún no había cumplido 20 años y domaba la pelota como nadie, pero sus manos, tiernas y sin curtir, especialmente la derecha, se convirtieron en su particular vía crucis. Pasaba más el tiempo en las consultas médicas y masajistas que en el frontón. Esta situación paralizó momentáneamente su progresión.
Sin embargo, muy pronto plasmó de forma rotunda su superioridad en las luchas individuales. Fue en el Torneo del Cuatro y Medio de 2001. Se hizo con la ‘txapela’ al doblegar (22-10) a Patxi Eugi, uno de los mejores especialistas de la historia.
El hecho aconteció el 23 de diciembre, en el Ogueta vitoriano. A los pocos meses lograba la ‘txapela’ más ansiada de la modalidad, la del Manomanista. Ese mismo año llegó nuevamente a la final de la ‘jaula’, pero colisionó con Aimar Olaizola. El de Goizueta se alzaba con la victoria, 22-13, con suma facilidad.
A continuación, sin una causa justificada -«yo mismo no encuentro un motivo razonable», suele argumentar- se alojó en los frontones del olvido y firmó una temporada y media en blanco. «Lo pasé muy mal, sufriendo y sin encontrar una respuesta lógica a aquella situación», reconoce el navarro.
En el Torneo del Cuatro y Medio de 2004 ha vuelto a encontrar sus señas de identidad perdidas. La primera fase la cumplimentó a lo grande. A Koka lo dejó en siete tantos y a Titín III en ocho. En la liguilla de semifinales trituró (22-5) a Xala y doblegó (22-16) a Nagore. La única derrota se la propició (9-22) su verdugo de siempre: Aimar Olaizola.
Tomada la medida
La verdad es que el ‘becadero’ de Goizueta le tiene tomada la medida. En tres ocasiones se han enfrentado y siempre se ha impuesto Aimar.
Su primer enfrentamiento data del 1 de diciembre de 2002 en Pamplona. Olaizola II se impuso 22-16. A los 28 días (29 de diciembre) se encontraron ambos en el Ogueta de Mendizorroza en la final del Torneo. No falló el delantero de Asegarce (22-13) que lograba su primera ‘txapela’ en la distancia, tras una auténtica exhibición. En 2004 (26 noviembre), Atano III de San Sebastián, volvió a perder, 22-9. El domingo en Vitoria, el cuarto asalto.