El zaguero de Leitza ha recuperado juego y fe en sí mismo. No se da por vencido de cara al domingo
JOSEBA LEZETA/ Diario Vasco
-Barriola regresa a una final. ¿Satisfecho?
-Por supuesto. La final del Campeonato del Cuatro y Medio es uno de los tres días grandes de la pelota del año y tengo muchas ganas de jugarla.
-¿Ha resucitado usted deportivamente?
-Yo creo que en la carrera de todo deportista hay altibajos. El año pasado no fue bueno para mí porque en los tres campeonatos me fui a casa a las primeras de cambio. Este año ya estoy en la primera final y veo que el trabajo ha dado resultado.
-Pero durante todo el Campeonato se ha empeñado en dar el mensaje que no es el de hace dos años.
-Yo no he dicho que no sea el de hace dos años, he dicho que la carrera de todo pelotari tiene momentos buenos y malos. Tengo 26 años y en este tiempo me ha pasado de todo. A mí no me gustan las comparaciones, nunca puedes estar igual. El momento de juego cambia, como las personas. El pasado está siempre ahí, pero lo importante es el presente.
-¿Ha cambiado usted o su juego?
-El año pasado me sentía nervioso en la cancha. Por una causa o por otra no rendía todo lo que podía. Quizá las ganas de intentar hacer bien las cosas me metían demasiada presión añadida. Yo creo que ahora estoy más tranquilo porque las cosas van mejor.
-¿Estaba usted obsesionado en hacer las cosas bien?
-Sí porque al fin y al cabo uno vive de la pelota y tiene ganas de hacer las cosas bien y llegar lo más alto posible. Pero hay que ser realista. Al final la pelota es un juego, uno gana y otro pierde y las cosas te pueden ir bien o mal.
-¿Ha aprendido mucho durante este tiempo?
-Claro. Se aprende más de los malos momentos que de los buenos.
-¿Sale uno más reforzado a la cancha cuando se ha estado abajo y se regresa a la élite?
-Estás más a gusto, pero sobre todo valoras más lo que has hecho. Cuando las cosas vienen bien todo es bonito y no das valor a los éxitos. Cuando vienen mal dadas y sabes lo que es estar jodido de verdad las cosas cambian. Por eso, llegar otra vez a una final como ésta es para disfrutarlo.
-Pero una vez en la final querrá ganarla…
-Por supuesto que quieres llegar lo más alto y arriba posible. Voy a salir a ganar la final y para eso sé que tendré que hacer un partido muy bueno. Tendré que jugar con muy pocos errores. Hacerlo perfecto.
-Lo malo es que le ha tocado el peor de los rivales.
-Aimar es el peor rival que te puede tocar. Está con mucho juego, pero es lo que hay. Ha tocado a Aimar, pues a jugar contra Aimar.
-Usted dijo que Olaizola II es batible, en cuanto se clasificó para la final.
-No hace falta mandar mensajes. Yo pienso que Aimar Olaizola es un ser humano como todos, con sus virtudes y sus defectos. Sé que para ganarle tendré que cometer prácticamente cero errores y hacer muchísimos aciertos. Tendré que rozar la perfección, y eso es muy difícil.
-¿Le molesta que siempre se le ponga por las nubes a Aimar?
-No, yo voy a lo mío. A mí no me importa que siempre se ponga bien a Aimar. En estos años he aprendido que tengo que ir a lo mío y ya está.
-¿Qué supondría ganar a Aimar?
-No, la pregunta es qué supondría ganar la txapela del Cuatro y Medio. Para mí sería ganar en uno de los tres días grandes de la pelota y una gran alegría después de todo lo que he pasado.
-Pelota en Navidad.
-Ésta es la tercera vez que juego en Navidad. Son fiestas que cambian poco se juegue o no porque siempre se celebran en familia. Sí que cuidas la comida. Comes lo mismo que todos, champán incluido, pero con ojo. Tomas menos cantidad y no pierdes tus rutinas. Estás en la celebración familiar, pero miras de reojo a la final.
-¿Hablarán de la final en la cena de Nochebuena?
-A mí no me gusta hablar de pelota en casa. Se habla de otras cosas como la caza, que a mí me gusta mucho. En casa solemos jugar a las cartas en Nochebuena. Imagino que este año me iré pronto a la cama porque hay que descansar para la final.