Cuatro de las cinco disputadas en los dos últimos años han deparado suspensiones o aplazamientos En el último Manomanista sólo se jugaron cuatro de los seis partidos
JOSEBA LEZETA/Diario Vasco
La incertidumbre que rodea a la tercera jornada de la liguilla de semifinales del Campeonato del Cuatro y Medio confirma los riesgos y las dificultades que entraña un sistema de competición reñido con la pelota a mano. De las cinco liguillas que se han disputado en la mano profesional desde el Cuatro y Medio de 2002 cuatro han deparado suspensiones y aplazamientos.
Sobre todo en el Manomanista los problemas han sido enormes y sucesivos. En la liguilla de la última edición, la de 2004, sólo se pudieron disputar cuatro de los seis partidos previstos por culpa de dos suspensiones de Patxi Eugi. En la primera jornada, el de Aoiz no pudo acudir al enfrentamiento con Aimar Olaizola debido a una gastroenteritis que comunicó a la empresa cuando apenas restaban veinticuatro horas para el partido. En la tercera jornada, una lesión en su mano izquierda obligó a suspender el intrascendente encuentro que debía disputar contra un Martínez de Irujo ya clasificado para la final.
Entre una suspensión y otra, Eugi jugó contra Xala en la segunda jornada con la zurda en pésimas condiciones. Sólo dio seis pelotazos con esa mano y ni siquiera soltó el golpe a varios saques de Xala que se arrimaron a la pared izquierda.
Si nos remontamos al Manomanista de 2003 encontramos que la tercera jornada al completo, con sus dos partidos, hubo de retrasarse una semana. Barriola pidió aplazamiento porque tenía la mano derecha lastimada y Olaizola II hizo lo propio para tratar de recuperar su brazo derecho, lesionado en el partido de la segunda jornada ante Beloki. El reglamento no contemplaba aplazamiento, pero se concedió en los dos casos.
Una semana después, el Barriola-Beloki se jugó con absoluta normalidad. El Olaizola II-Patxi Ruiz, sin embargo, tuvo que suspenderse con 14-9 en el marcador favorable a Aimar porque el de Goizueta recayó de su lesión. Posteriormente, la final sufrió un nuevo aplazamiento de varias semanas.
Olaizola II-Unanue
Tampoco la liguilla tuvo un estreno tranquilo en el Campeonato del Cuatro y Medio en 2002. Olaizola II terminó con la mano derecha dolorida el duelo de la segunda jornada contra Barriola y solicitó aplazar una semana el partido contra Unanue. La LEP.M se sacó de la manga una interpretación sui generis del reglamento y le concedió dos días. El de Goizueta y el de Añorga debían enfrentarse un domingo en el Astelena de Eibar y lo hicieron un martes en el Labrit de Pamplona. Ganó Aimar y pidió retrasar quince días la final, circunstancia que sí contemplaba el reglamento.
El año pasado, 2003, la liguilla se desarrolló con absoluta normalidad y se jugaron los seis partidos. Ahora bien, tuvo sus consecuencias ya que una rotura de fibras de Nagore en el cuádriceps de la pierna izquierda obligó a aplazar quince días el encuentro por la txapela. Todo se resolvió dentro de los parámetros marcados por las normas de la LEP.M.
Este año, el Olaizola II-Xala ya se ha suspendido y el Nagore-Barriola pende de un hilo. Parece que no podrá jugarse en la fecha inicialmente prevista. Vuelven a surgir complicaciones cuando la liguilla toca a su fin. La repetición de estas lesiones, de una u otra índole, pone en cuestión un sistema de competición, la liguilla, que no parece el más apropiado para esta modalidad. ¿Repetirán las empresas el sistema de liguilla en el próximo Manomanista de Primera? Volverían a jugar con fuego.