Chafée revienta la ‘jaula’ al eliminar a Irujo | Se medirá en cuartos de final a su paisano Nagore
Pablo Almárcegui / La Estafeta de Navarra
El Cuatro y Medio es un terreno acotado, mínimo y exigente, una jaula en la que se lucen algunos –unos pocos– elegidos. Este año, entre ese grupo selecto destaca la presencia de dos vecinos de Irurtzun, Nagore y Chafée. El primero, actual campeón del torneo, entraba en las quinielas de todos, pero el segundo, debutante en Primera, las ha roto todas. La revelación se llama Chafée, y ayer se destapó al eliminar a uno de los grandes favoritos, Irujo.
La sorpresa fue posible porque el de Irurtzun jugó con cabeza, hizo un par de jugadas ofensivas de excelente nivel técnico y afiló su saque al máximo –seis tantos–. Pero, sobre todo, sucedió gracias a una de las mayores exhibiciones de preparación física que se recuerdan en un frontón. Irujo no jugó mal, pero se vio impotente ante un rival que lo devolvía todo. Era un desconocido para el gran público, pero ayer se presentó en sociedad: Chafée es una máquina de llevar pelota.
Irujo lee el guión. Irujo comenzó mandando. El de Ibero se mostró superior a su rival en el peloteo y en la culminación de las jugadas en el comienzo del partido. Así logró recuperar el saque (1-2, la txapa se lo había dado a Chafée) y lograr una ventaja de cuatro tantos (9-5). Tan sólo sus errores al querer terminar demasiado rápido daban vida a un Chafée que se empleaba con pundonor, pero al que le faltaba atrevimiento para culminar las jugadas: había empezado el partido como lo hizo en la primera ronda ante Asier Olaizola, con fallos y demasiadas dudas. Sin embargo, con el 9-5 se quitó los miedos y le dio la vuelta al encuentro. Así, hasta ganar con cierta holgura.
El pelotari omnipresente. Chafée hizo el 9-6 tras pelotear con sentido y forzar el error de Irujo. Y en el siguiente tanto, arriesgó por primera vez en el partido: se jugó un txoko desde lejos y, con un poco de fortuna, alcanzó el 9-7. La jugada pareció dar confianza al debutante, que aprendía una lección: si a una resistencia física tan portentosa se le une un remate aceptable, un pelotari correoso se convierte en un especialista en el Cuatro y Medio.
Con estas bazas, el debutante releyó el encuentro y logró un parcial determinante, de diez tantos (del 10-7 al 10-17). Irujo se había ido del partido ante un rival al que le salía todo –incluido un txoko precioso, en el 10-12–. De todas formas, el campeón manomanista apretó los dientes y se acercó hasta el espejismo del 14-17, tras un maratón de pelotazos. Era una remontada demasiado sufrida, muy forzada.
A la quinta, la resistencia de Chafée acabó por aburrir a Irujo, que cedió el tanto. Como también hizo en el 14-20, en un resumen del partido: tras dominar de cabo a rabo pero no hallar huecos, Irujo terminó desquiciado, echando una pelota muy clara abajo. Chafée, el omnipresente, culminó su exhibición con dos saques.