El futuro está en Huarte

La localidad navarra conquista el interpueblos de Euskal Herria
juan ángel monreal / Diario de Noticias

Peio Mendiguren se acordará más de una vez esta semana de una falta de saque que nunca debió cometer. Al jovencísimo delantero de Lezama, un cadete de apenas 14 años, y un bonito proyecto de pelotari, se le vino el mundo encima cuando comprendió que la victoria estaba a un paso, que los inaccesibles cadetes de Huarte podían doblar la rodilla en el encuentro definitivo, jugado ante cientos de personas y con las cámaras de Euskal Telebista emitiendo en un falso directo.

Mendiguren e Iñigo Aurtenetxe vencían por 19-18 en un encuentro que habían tenido perdido cuando Imanol Garralda y Mikel Beroiz, ambos de 15 años, se habían escapado hasta el 10-15, su máxima ventaja. Lo habían hecho porque eran algo mejores y movían con más facilidad la pelota. Beroiz, un chavalote fornido, dominaba atrás con comodidad. Garralda, un pelotari descarado y con chispa, firmaba tantos a diestro y siniestro. Pero los vizcaínos se guardaban en el cestaño una última baza. Sacaron una pelota bajita, de menos recorrido y bote, y encontraron algunas fisuras en sus rivales, sobre todo en el zaguero, que ensució con algún error una actuación hasta entonces impecable. Fue así como Mendiguren y Aurtenetxe se colocaron con 19-18 a su favor.

Era el momento de sentenciar o hundirse, y los vizcaínos transitaron al final por la segunda vía. Mendiguren agarró la pelota, corrió hacia el frontis y su primer pelotazo no alcanzó la línea de falta. Los navarros ya no perdonaron. Garralda tomó el mando, anotó su primer tanto de saque y forzó un par de errores de sus adversarios para conseguir la victoria que daba a Huarte su primer triunfo en el Interpueblos de Euskal Herria.

Era el final de un año magnífico para una escuela que nació de la modestia de un pueblo que vive la pelota como algo propio, que saca a delante un precioso torneo individual en el cuatro y medio, que apuesta por la base y que alberga en sus terrenos desde hace 27 años al Euskal Jai. Ayer, 200 uhartearras se desplazaron hasta Basauri en dos autobuses y decenas de coches particulares para presenciar una de las más hermosas fiestas de la mano aficionada. «Y hubieran sido unos cuantos más si se hubiera jugado en Zarautz, como estaba previsto», explicaba Ignacio Echandi, que pone el alma y muchas horas de su tiempo en sacar adelante el club de pelota de Huarte. Él fue el primero al que se abrazaron ayer los seis pelotaris que firmaron el éxito.

Una paliza para empezar Huarte comenzó a cimentar su victoria en el partido de juveniles, el primero de los tres enfrentamientos. Era un choque desigual, desequilibrado, y los vizcaínos ya se lo temían. Ni siquiera cuando Iturrioz y Bilbao, sus representantes, se adelantaron por 2-0 confiaron en el triunfo. Yoldi y Linzoain se encargaron después de no dejar ninguna duda. Yoldi ganó prácticamente solo. Metió 13 saques y martirizó al flojísimo zaguero rival, que bastante tenía con llevar a buena los primeros disparos de su rival. Linzoain soltó unos cuantos pelotazos decentes y el resto cayó por su propio peso: 2-22 y el primer punto en el bolsillo.

El encuentro de senior resultó mucho más duro, y la victoria correspondió al final para Bengoetxea y Zabala, dos zagueros que ayer formaban pareja y que no dejaron respirar a José Luis Tabar. Golpe a golpe, sin enredarse jamás adelante y descartando a Errea, siempre revoltoso y en ocasiones acertado, contuvieron primero a los navarros y aprovecharon su desgaste después. El 13-13 fue el octavo y el último empate del partido, que terminó 22-15. Faltaban los cadetes, dos chavales jóvenes y con un brillante porvenir que ayer llevaron la gloria hasta Huarte.

© Pelota Vasca - Manista. Diseño: iLUNE