Aimar Olaizola y el zaguero de Mugaire, que dominó por completo a Lasa, se proclamaron brillantes campeones del Torneo San Fermín
Anularon por completo a Gonzalez, que apenas pudo entrar en juego
JOSEBA LEZETA / Diario Vasco
Olaizola II y Otxandorena son los nuevos campeones de San Fermín gracias a su victoria ante Gonzalez y Lasa III por 22-14 en la final disputada en un Labrit lleno hasta la bandera. Iñaki Otxandorena marcó la diferencia con un dominio absoluto sobre Oskar Lasa en la zaga. El zaguero de Mugaire pegó el doble que el de Etxarri, se mostró muy seguro de principio a fin y anuló las entradas de aire de Gonzalez, incluidos sus voleones. Aimar Olaizola nadó a favor de corriente y demostró su facilidad para el remate, sobre todo con la zurda. En sus manos terminaron 14 de los 36 tantos disputados, casi el 40%. Manejó muy bien la zurda. Le falta ese toque que tuvo en la derecha, pero cuando su zaguero domina como Otxandorena esta vez, no se echa tanto de menos esa virtud.
Iñaki Otxandorena ha salido de la sombra en este Torneo de San Fermín a sus 27 años. En realidad ya lo había hecho antes para los responsables deportivos de su empresa y por eso le incluyeron en esta competición como tercer zaguero de Asegarce, junto a Patxi Ruiz y Rubén Beloki. Ha demostrado estar, como mínimo, a su nivel.
Conocimos por primera vez al de Mugaire en su época de juvenil, como zaguero de Mikel Goñi en el club Txaruta. Con él ganó, entre otros, el Torneo DV en categoría promesas. Goñi II centraba la atención y su zaguero pasaba más desapercibido ante aquel torrente de clase. Pasó el de Oronoz a profesionales y Otxandorena siguió a lo suyo en el campo aficionado, también a la sombra de otros zagueros de su edad, como Barriola o Zearra.
Constancia y esfuerzo
Dio el salto en 1998, a punto de cumplir 21 años, de la mano de Aspe. Fue creciendo como pelotari, haciéndose como zaguero, cogiendo el aire a la categoría. Nalda lo reclutó para su empresa, la que nunca vio la luz, y recaló en Asegarce, donde ha ido a más de forma clara. La constancia y el esfuerzo encuentran habitualmente recompensa y su recorrido en el profesionalismo ha resultado diametralmente opuesto al de Mikel Goñi, su compañero de chaval.
Su actuación en la final resultó distinta a la de la semifinal. Si entonces le tocó capear el temporal, sujetar a Olaizola I, principalmente, y a Beloki, esta vez pasó al ataque. Mostró la frescura de su derecha y una superioridad en pegada aplastante sobre Lasa, a quien tuvo a su merced. Por ahí comenzó a cimentarse el triunfo de la pareja de Asegarce. Aimar Olaizola encontró pelota para rematar y apuntilló el partido con sus ganchos, entre los que intercaló paradas y dejadas al txoko sueltas.
También fue mérito de Otxandorena impedir las entradas de aire de Gonzalez, que comenzó la final con un voleón en corto descomunal. El zurdo de Askain tampoco tuvo apenas pelota para salir al cinco y comenzar a dominar desde allí a bote. Pasó casi desapercibido porque le anularon.
Otxandorena y Gonzalez han sido los pelotaris de la feria. La labor del zaguero de Mugaire ha sido, finalmente, más efectiva. Pero los mayores aplausos han correspondido a un Gonzalez espectacular. Lo mejor es que la pelota profesional tiene ahora dos pelotaris más para combinar entre los grandes, atractivos para el público y que pueden entrar en las combinaciones de próximos torneos.