Joseba Lezeta / Diario Vasco
MARTÍNEZ de Irujo vuelve mañana de su corta estancia en Santo Domingo. ¿Le habrá dado tiempo de bañarse en alguna playa? ¿De ver el mar? Aspe requiere su presencia para el jueves con ocasión del centenario del Astelena. No le dará tiempo ni a hacer manos el día anterior. El viernes jugará en Urrestilla y el domingo, en Fuenmayor. Tres partidos en cuatro días. El 2 de julio le espera la semifinal del Torneo San Fermín del cuatro y medio frente a Nagore. Tampoco extrañaría que antes jugara algún partido de parejas.
Martínez de Irujo necesitaba descanso, desconectar. Eso se decía antes de que disputara la final manomanista, por la tensión acumulada. Sólo ha dispuesto de una semana. Y para que no se relaje, Aspe le alinea en este Torneo de San Fermín del cuatro y medio, sustituto del Campeonato de Navarra, que comenzó el domingo en Zarautz. Sin pañuelos rojos, por supuesto. Competición sin fronteras.
Una barbaridad cuando le esperan un verano de aúpa y, a continuación, los tres campeonatos oficiales porque Irujo es un pelotari con capacidad para el cuatro y medio, parejas y mano a mano en toda la cancha.
Aspe tiene coartadas. El campeón manomanista no puede faltar en el centenario de su frontón. El festival de Urrestilla estaba vendido desde hace tiempo. «Si no le llevo a Fuenmayor, me pueden matar», dirá Vidarte. Justificados los tres partidos. En Aspe sólo valen el hoy y el ahora. Conceptos como dosificar o planificar a largo plazo resultan incomprensibles para sus jefes.