El zaguero ha sido el compañero de todos los entrenamientos de Yves
Juan Luis Ibarretxe / Deia
Él es el personaje en la sombra. Muy pocos le conocen y nunca aparece en los medios de comunicación, pero desempeña un papel muy importante, puesto que desde el inicio del Manomanista ha sido el compañero de fatigas de Xala. Juntos han hecho cientos de kilómetros y han visitado un montón de frontones de Hegoalde con el objetivo de que Yves llegase en forma a cada eliminatoria del individual. Él es Thierry Harismendy, un joven zaguero de 22 años y contra quien Xala ha expulsado litros de sudor en los diferentes entrenamientos.
Por todo esto, este pelotari aficionado comparte ahora la felicidad de su amigo y el domingo, al igual que miles de personas de Iparralde, despertará con la ilusión de que la txapela sea para el pupilo de Pampi. «Será difícil, porque Irujo está muy fuerte, pero una final es una final y puede suceder cualquier cosa, los dos pueden ganar», afirma.
En caso de que el triunfo corresponda al de Lekuine, muchas personas sentirán el título como suyo, debido al elevado número de seguidores que arrastra. Harismendy no será una excepción, sobre todo si se tiene en cuenta que los dos han trabajado juntos a lo largo de toda la competición. Dada esta circunstancia, declara que «si Xala gana, la txapela será un poco mía, pero sobre todo la habrá conquistado porque él tiene mucha calidad y me pondré muy contento en caso de que logre la victoria».
Ambos se conocen hace mucho tiempo y por ello les une una gran amistad, tal y como él mismo apunta. «En aficionados jugamos muchas veces juntos y otras en contra, tanto en trinkete como en plaza libre», declara.
«Pampi mete caña»
Ahora, el sueño de Harismendy consiste en seguir los pasos de sus paisanos Xala y González y dar el salto para competir en Hegoalde con los mejores pelotaris. «Ése es mi objetivo, quiero ser profesional y a ver si con el tiempo lo consigo», indica el zaguero. Para alcanzar su meta está trabajando a las órdenes de Pampi Ladutxe, un auténtico ídolo de la mano en Iparralde. «Jugué un Mundial sub’22 y como acabé contento quería probar en el frontón, por lo que contacté con Pampi y hablé con él. Es muy bueno trabajar con él, ya que es muy serio y mete mucha caña. Espero seguir muchos años con él, porque quiero mejorar y esta especialidad es muy dura», concluye.