La LEP.M podría estrenarlos el domingo en la final del Atano
La lista de sustancias prohibidas será la misma que emplea el Consejo Superior de Deportes
Juan Ángel Monreal / Diario de Noticias
A día de hoy, sólo Borja Osés y un notario de Bilbao saben si en la final habrá control antidopaje. En teoría, ni las empresas, ni los finalistas, ni su médico, tienen conocimiento de este extremo. Son conscientes de que puede haberlo y, en teoría, con eso basta. El sistema escogido por la Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M) impide que se haga público, hasta el mismo día del partido, si los pelotaris deberán someterse a la preceptiva toma de muestras.
Borja Osés es el juez único de competición de la LEP y se define como «un hombre independiente de las empresas». Ha sustituido además a Julián Arruabarrena -presidente de la Liga de Empresas- en alguna de las funciones que éste desarrollaba; y también se ha encargado de desarrollar un código antidopaje que ya conocen «y han firmado los pelotaris», según explicó ayer Patxi Mutiloa, gerente de Aspe, empresa para la que juegan los dos finalistas del mano a mano. Xala e Irujo podrían ser los encargado de inaugurar una serie de controles que tendrá su continuidad en los próximos meses. «Hasta ahora no se ha hecho ninguno porque la reglamentación se aprobó en mayo, pero ya están fijados los partidos de este año en los que se realizará la toma de muestras», explicó ayer Osés.
Para poder realizar controles, es necesario contar con laboratorios que cuenten con la homologación administrativa pertinente y de esos sólo hay tres en toda España. Uno está en Madrid y pertenece al Consejo Superior de Deportes. Otro, en Barcelona, el Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM). Y un tercero, en Valladolid, que tiene el soporte de la justa de Castilla y León. Los dos primeros poseen también la homologación del Comité Olímpico Internacional, mientras que el castellano sólo funciona dentro del ámbito español. «A uno de estos tres laboratorios se recurrirá», explicó ayer Osés, que no quiso especificar si será el de Barcelona el centro escogido.
Ámbito privado A la hora de entender el funcionamiento de estos controles hay que partir de la base de que los pelotaris profesionales no poseen una licencia federativa, lo que los igualaría, por ejemplo, a los futbolistas o a los ciclistas. Los manistas de Aspe y Asegarce poseen lo que ha dado en llamarse «licencia LEP.M», que regula lo que es una actividad deportiva pero que no está sujeta, a diferencia de la Liga de Fútbol Profesional, a ninguna federación. Las empresas, que reciben abundante dinero público desde ETB y desde decenas de Ayuntamientos de todo el territorio pelotazale, «pertenecen al ámbito estrictamente privado», explica Osés.
Sanciones no públicas «Esto, sin embargo, no quiere decir que un hipotético positivo vaya a ser tapado», continúa Osés. «Una cosa es taparlo y otra hacerlo público. Las empresas pueden sancionar, de forma deportiva o laboral, al pelotari que dé positivo, pero no tienen por qué hacerlo público. Pero esto mismo sucede también en otros deportes. Ahora mismo hay deportistas que están cumpliendo una sanción y no ha aparecido en prensa», explica Borja Osés. La realidad sin embargo, es distinta. En los deportes grandes, los considerados serios, las sanciones suelen hacerse públicas y esto, de hecho, forma parte del castigo. Los ejemplos resultan innumerables.
Serán, en total, ocho controles distribuidos a lo largo de la temporada. «Se han designado de forma aleatoria, pero teniendo en cuenta las peculiaridades de este deporte y siguiendo criterios objetivos», dice Osés. «Hay una serie de encuentros que se han marcado para realizar los controles, que podrán hacerse lo mismo en un frontón que en otro», dice. Y para decidir qué se considera positivo y qué no, las empresas se basarán en la lista de productos que rige la lucha antidopaje en España. Esta lista fue aprobada por el Consejo Superior de Deportes y publicada en el Boletín Oficial del Estado.
los detalles
l Ocho controles al año. La Liga de Empresas tiene previsto realizar al menos media docena de controles de aquí a final de año. En años venideros la cifra quizá se incremente hasta los ocho.
l El ejemplo del tenis. Salvando las kilométricas distancias, la pelota se ha fijado en el ejemplo del tenis, en el que es la propia ATP la que realiza los controles a sus jugadores profesionales