Gara
Aimar Olaizola, el campeón tranquilo, impuso ayer su lógica en Gasteiz y se llevó su segunda txapela del Cuatro y Medio de la LEP.M, más fácil incluso de lo esperado. Junto con la recuperación para la gran competición de Abel Barriola, el nivel exhibido por el delantero de Goizueta ha sido, sin duda, la luz en un campeonato discreto y ahora mismo es indiscutiblemente el mejor especialista de la distancia, con una diferencia demasiado grande respecto a sus rivales.
Los números en este sentido son claros y sólo Sebastien Gonzalez en el primer partido ha sido capaz de hacerle más de 10 tantos en todo el campeonato. En total, en seis partidos, ha recibido 41 tantos, una media de 6,833, que habla muy a las claras de la «tiranía» que ha ejercido sobre sus rivales.
Una vez recuperado completamente de sus problemas físicos que le hicieron quedarse en blanco el año pasado, el de Goizueta es consciente de esta superioridad y sus rivales también, lo que termina agrandando la diferencia real entre Olaizola IIy el resto. La final de ayer fue uno de los ejemplos más claros. Con todos los precedentes en contra y el recuerdo del Atano III en el que a pesar de brillar a gran altura en la fase inicial del mismo se sintió impotente ante Aimar todavía fresco en la memoria, Abel Barriola saltó ayer decidido a arriesgar y la táctica sólo le duró cinco tantos, para pasar a diluirse irremediablemente ante la superioridad del rival.
El zaguero de Leitza sorprendió de inicio con dejadas arriesgadas desde el cinco y con un par de saques al ancho que los hubiera firmado Martínez de Irujo.Con ese par de saques, un par de dejadas milimétricas desde el cuatro y un par de errores no habituales en el de Goizueta, Abel llevó la inquietud a una cátedra volcada con Aimar Olaizola desde el inicio cuando logró ponerse 5-1. Los nervios y las dudas se apoderaron de gran parte del Ogeta, pero no del campeón tranquilo.
Reacción inmediata
Ni la presión de ser el claro favorito, ni el accidentado viaje hasta Gasteiz, ni siquiera el ver que Abel Barriola se estaba cargando el guión que debía proclamarle como mejor especialista de la distancia descentraron a un Olaizola que tardó cuatro tantos en nivelar el marcador y terminar con la resistencia de un rival que huía de un partido peloteado, consciente de que enfrascarse en un partido largo era muy contrario a sus intereses.
Al de Goizueta le bastó con comenzar a buscar el aire para encontrarle las cosquillas a Barriola y terminar con su resistencia en un abrir y cerrar de ojos. Con la moral comida, el zaguero se derrumbó. Falló las pocas oportunidades que se le presentaron, cedió al menos tres saques restables y en otros muchos no acertó a quitarle el aire al de Goizueta, que le reventó con sus ganchos.
La diferencia de confianza entre uno y otro en sus posibilidades convirtió en abismo la diferencia entre ambos y Aimar se llevó su segunda txapela de la jaulamucho más fácil incluso de lo esperado.