Olaizola II batió a Nagore con una exhibición de juego defensivo El de Goizueta, que restó muy bien, sólo recibió un tanto de saque
JOSEBA LEZETA/Diario Vasco
Aimar Olaizola inauguró la liguilla de semifinales del Campeonato del Cuatro y Medio con una contundente victoria por 22-8 ante Jorge Nagore. El marcador final, abultado, no refleja la dureza de un encuentro de 67 minutos y casi 400 -en concreto 385- pelotazos a buena, pero sí la superioridad incontestable de un pelotari que se pareció al que se alzó con la txapela de esta distancia hace dos años.
«¿Cómo le metes un tanto a éste?», se preguntará aún hoy Nagore. Y la pregunta quizá se la hagan también los dos próximos rivales de Olaizola II en esta liguilla, Xala y Barriola. El delantero de Goizueta desplegó un arsenal defensivo increíble, aderezado con habilidad para finalizar los tantos cuando se le presentó la ocasión. Paciencia, movimiento de piernas y anticipación son cualidades de las que Aimar obtiene petróleo. Llevó a buena pelotas imposibles, se desplazó con rapidez dentro de la jaula, dio altura a la pelota con la zurda cuando el peloteo se comprometía para volver a coger la posición idónea.
Y restó los saques de maravilla. Pocas veces habrá finalizado Nagore un partido del cuatro y medio con un solo tanto en su casillero de saques. Por ahí comenzó Aimar a cimentar su triunfo.
El partido comenzó con bastantes errores. Los cometieron ambos, pero menos Olaizola II. Nunca ha sido Nagore un pelotari que se desenvuelve bien con marcadores adversos. Lo confirmó ayer. Retrasado 2-8, el de Irurtzun amagó con una ligera reacción. Pero una dejada tocó la chapa y lo que pudo ser un 5-8 se convirtió en 4-9. En ese punto comenzó la exhibición de un Aimar que empezó a mover mejor la pelota, a abrir ángulos y a defenderse como muy pocos saben. Al mismo tiempo que se detuvo la cascada de errores de Nagore aparecieron los remates más bonitos de Aimar, nunca exentos de trabajo previo.
Nagore sufrió un pequeño esguince en su tobillo derecho en el 8-18. Se retiró a vestuarios. Pudo continuar hasta que se consumó la derrota.