Cronicas de la eliminación de Olaizola II a manos de Bengoetxea VI

He aquí las crónicas de diversos periodistas pelotazales del partido que supuso la victoria de Oinatz Bengoetxea sobre el actual campeón manomanista Olaizola II.

La tarde que Oinatz se hizo grande (Luis Guinea, Diario de Navarra)

Hay fechas que marcan la trayectoria de un deportista, delimitan un antes y un después. Algunas victorias, como la conseguida ayer por Oinatz Bengoetxea en el Astelena ante el vigente campeón, suponen un salto de calidad. El leitzarra alcanzó por méritos propios y por primera vez en su carrera deportiva las semifinales de la prueba reina de la mano. Lo hizo después de un encuentro brillante y memorable.

Oinatz le da un meneo al campeón (Javier Leoné, Diario de Noticias)

Ya lo anunciaba Roberto García Ariño, intendente de Asegarce. Pese a que señalaba a Aimar como el pelotari más completo del cuadro, también avisaba del peligro de Bengoetxea VI. "Sabe sufrir y le puede dar un susto a cualquiera". Y vaya si se lo dió ayer a su colega de empresa. Al joven delantero leitzarra no le importó iniciar la contienda con un 7-0 en su contra.

La campanada de la década (Joseba Lezeta, Diario Vasco)

La derrota de Aimar Olaizola es comparable, por ejemplo, a la que Beloki sufrió ante el riojano Santi en 1997. Cayó 19-22. El zaguero de Burlada había sido campeón individual dos años antes. Desde entonces no se había registrado una sorpresa de tal calibre en el Manomanista, ni siquiera el 22-1 que un debutante Martínez de Irujo infligió a Aimar -todavía sin txapela- en 2004, en el Ogueta de Vitoria.

Silencio, juega Oinatz (César Ortuzar, Deia)

A un palmo de alcanzar su mayor cota manomanista, Oinatz escuchó silencio en un escenario que exigía algarabía si fuera en la vida cotidiana. La fiesta, empero, fue un grito mudo. De asombro. De admiración. Al murmullo del Astelena se le rompieron las cuerdas vocales de repente. Atónito, paralizado, incrédulo frente a lo inesperado. Por extraordinario. Por inopinado. Por irrespetuoso. Por noquear a Aimar Olaizola, el campeón en curso, de una forma impecable y alcanzar las semifinales del Manomanista. El triunfo tuvo un matiz exquisito, incluso. Cuando el de Goizueta capituló, gritó Oinatz. Desatado. Alegría. La felicidad debe de ser algo parecido. Entonces, espantados los miedos, tronó la catedral ante el milagro. Ante la victoria imposible. Fue su respuesta a un magnífico ejercicio de estilo de Bengoetxea VI, un pelotari con arrojo y determinación. Sólo desde esa posición es posible el asalto a un manista de la calidad y clarividencia de Aimar Olaizola, trastabillado ayer sin remedio. En su peor versión, en la mejor de Oinatz.

Bengoetxea noquea al campeón (Tino Rey, El Correo)

El buque insignia de Asegarce sufrió uno de las derrotas más dolorosas e inesperadas de su carrera profesional. Dicho de otra manera, nadie esperaba la victoria de su rival. Y mucho menos ayer y en la catedral. La cátedra, que tiró el dinero (1.000 a 100) en contra del triunfador, acabó volteada con estrépito.

Oinatzen adoreak eragotzi du anaien arteko finalerdia (Gara)

Oinatzek bazekien irabazteko zuen aukera bakarra azkar jokatu, asko arriskatu, eta jokoa ahalik eta gehiena nahastean zegoela. Eta hiru eginkizun horiek ezin hobeto bete zituen. Gainera, halakoetan gertatzen den moduan, faboritoak bere mailarik onena ez ematea ere beharrezkoa izaten da, eta hori ere gertatu zen.

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