Tendrá que estar de vuelta para jugar en el Centenario del Astelena, el día 24 de junio
Karmelo Anabitarte / El Mundo Deportivo
Apenas 48 horas después de tocar el cielo en el donostiarra Atano III, Juan Martínez de Irujo tomará hoy un avión rumbo a la República Dominicana, donde le esperan largas playas de fina arena y aguas cristalinas y, sobre todo, un poco de tranquilidad y calma para poder desconectar y empezar a asumir que en apenas un año ha pasado de debutar en profesionales a ganar la txapela más preciada de la temporada tras encadenar seis triunfos consecutivos ante Agirre, Gonzalez, Olaizola I, Xala, Aimar y de nuevo ante Xala.
Acompañado por su novia, el nuevo rey de la mano se va de vacaciones tras celebrar como es debido un título para el que no entraba en las quinielas cuando la competición arrancó allá por el mes de marzo. El chaval se lo ha pasado en grande desde que echó aquella última dejada al rincón que le sirvió para alcanzar el cartón 22, y seguramente, en el momento en el que hoy embarque en el avión que le llevé al otro lado del charco, comenzará a darse cuenta de la hazaña que ha protagonizado en apenas 372 días.
Lo cierto es que el pelotari navarro no ha parado un segundo desde que ganó la txapela en la final jugada el domingo por la tarde en el Atano III. Después del trajín del frontón, llegó la gran celebración en la sidrería Larruna, cercana a Pamplona, donde se dieron cita cerca de 120 personas entre familiares y amigos, quienes, entre vaso y vaso de sidra, pudieron degustar el típico menú de sidrería y los cánticos se sucedieron a lo largo y ancho de toda la cena. La nota de color la puso un mariachi contratado, al parecer, por la propia sidrería, que con sus rancheras animó la cena un poquito más de lo que ya estaba. “Pero sigo siendo el rey”, corearon los asistentes una y otra vez en una cena que se prolongó hasta las tres de la madrugada.
Una cita ineludible
Sin embargo, a esa hora, cuando la mayoría de los mortales está en el quinto sueño, Irujo no tenía todavía ganas de irse a casa, a pesar del trote que llevaba desde que por la mañana se había acercado al río que pasa por las cercanías de su casa para darse un chapuzón. Y no se fue al sobre porque había una cita obligada como ineludible en Etxauri, donde se celebraban las fiestas del pueblo a las que Irujo acude año tras años. Allí, el y su cuadrilla, terminaron de rematar una jornada que el chaval no podrá borrar de su memoria durante el resto de su vida.
Por cierto, Irujo regresará a las canchas el próximo día 24 en el festival que servirá para conmemorar el centenario del Astelena de Eibar. Es un acuerdo al que él y la empresa habían llegado antes de la final manomanista, como también es un hecho que el delantero de Ibero cobrará una jugosa prima de 36.000 euros por haber ganado la txapela. Lo que él todavía no sabe es que le espera una sorpresa cuando regrese de vacaciones. La empresa estudia mejorarle las condiciones de su contrato