Despedida con pesar

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Iñigo Nalda, hijo de Luis Benito, debutará el domingo con Aspe a pesar de que su padre ha estado vinculado al Consejo de Administración de Asegarce
TINO REY/ El Correo

Por sorprendente que parezca es verdad. Íñigo Nalda, hijo del popular empresario vitoriano Luis Benito Nalda, fundador de Maesku 2000 y que últimamente formaba parte del Consejo de Administración de Asegarce -cargo del que renunció el pasado 1 de octubre-, pasará a engrosar la nómina de pelotaris de la promotora de los Vidarte.

El zaguero vitoriano tenía contrato en vigor con la empresa bilbaína hasta septiembre de 2006. Sin embargo, ha obtenido la carta de libertad en el día de ayer, «sin ningún tipo de contraprestaciones», y de inmediato firmó un contrato por tres años con Aspe. El próximo domingo hará su presentación en el festival programado en el Astelena eibarrés.

El padre del pelotari alavés, que fue quien inculcó a su vástago el veneno pelotístico y vela por sus intereses deportivos, desea aclarar que el trasvase de empresa de Nalda III «aunque pueda parecer una auténtica pataleta no lo es, con la propiedad de Asegarce no he tenido ningún tipo de problema, ni lo tendré».

«Las diferencias se han suscitado únicamente con el cuadro técnico de Asegarce, especialmente con Julián Retegui, que desde su desembarco no ha hecho nada más que poner piedras en el camino de Íñigo, particularmente, y el de de aquellos jóvenes pelotaris que militan en segunda categoría y ven pasar el tiempo y las oportunidades», denuncia Luis Benito.

«Mí hijo, y no es que lo diga yo, fue uno de los zagueros más destacados de la feria de San Mateo y el único premio recibido ha sido el del olvido. Ha jugado tres partidos teloneros en el pasado mes de octubre y llevaba tres semanas sin ser programado», puntualiza el progenitor del pelotari vitoriano.

«Son razones más que suficientes, es mi opinión, para hacer las maletas y probar fortuna en otras tierras que nos han recibido con los brazos abiertos», dice en clara referencia a Fernando Vidarte, máximo responsable de Aspe. «El nivel de juego de Íñigo lo conozco yo mejor que nadie y no pretendo que se le de el tratamiento de una figura, pero si que se haga justicia en momentos puntuales», añade.

«Me voy feliz»

Íñigo Nalda es un hombre parco en palabras, reacio a cualquier tipo de controversias y que da todo lo mejor que tiene de sí en la cancha. En la tarde de ayer declaró a EL CORREO que en su salida de Asegarce arrastra dos sentimientos encontrados. Primero, «la pena de dejar a un gran ramillete de amigos y excelentes compañeros». La arista positiva es muy clara para el joven alavés, «me voy feliz a Aspe, donde espero gozar de más oportunidades que en Asegarce». En la empresa bilbaína asegura que los técnicos «tienen establecidos dos grupos completamente estancos, los que están indefinidamente ubicados en los estelares y aquellos condenados al ostracismo».

«En Asegarce no es que vendan caras las oportunidades, es que prácticamente son inexistentes», afirma con rotundidad. «Sólo hay un zaguero que ha gozado de alguna preferencia, se trata de Begino, los demás están en el hoyo de segunda con la moral por los suelos y juzgando dos partidos al mes. Es una situación descorazonadora».

Nalda III pisa tierra firme y no sueña con quimeras irrealizables. «No pasa por mi cabeza el llegar a Aspe y besar el santo, será la cancha y no los despachos los que pongan mi categoría en su sitio». El próximo domingo, antes del enfrentamiento en la ‘jaula’ entre Beloki y Xala, dará sus primeros pelotazos con Aspe.

Este periódico también pulsó la tarde de ayer la opinión de Fernando Vidarte. «En el fichaje de Íñigo Nalda no ha existido ningún tipo de misterios, padre e hijo hablaron conmigo en Eibar y nos pusimos de acuerdo en su fichaje en menos de cinco minutos, si juega bien tendrá su recompensa». De este modo, el hijo pródigo abandona Asegarce y se va a Aspe a probar fortuna.

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