Asier Olaizola venció a Aimar en los cuartos de final del Parejas, y vuelve a destacar en una competición que ha ganado dos veces | Logra resultados, pero siempre ha sido comparado y cuestionado
P. A. / La Estafeta de Navarra
Dos Campeonatos de Mano Parejas en ocho años de profesional, una de las derechas más temibles que se recuerdan, y una izquierda más bien blanda. Una semblanza de Asier Olaizola Apezetxea, Olaizola I, como pelotari profesional obliga a comentar esos datos… e, inevitablemente, otro más, que le pesa como una losa: es el hermano de, el manista que tiene el mismo apellido (con un palito menos) que el mejor de los años 2002 y 2004: su hermano Aimar, Olaizola II.
Las comparaciones con el gran talento de la pelota actual –con permiso de Martínez de Irujo– han sido y son continuas en su carrera, y siempre en perjuicio de Asier; como lo fueron años atrás con el pelotari del momento, Mikel Goñi. Era 1996, Olaizola I acababa de debutar y, a pesar de contar ya por entonces con una derecha más que interesante, quedaba eclipsado casi por completo por la irrupción de Goñi II, el joven delantero de Oronotz Mugaire que, con sólo 19 años, saltaba al campo profesional con todo un mundo por delante y unas cualidades de genio.
El genio se quedó por el camino, pero Olaizola I continúa como entonces: ganando su crédito a pelotazo limpio. Así lo hizo en dos Campeonatos de Parejas (1999 y 2001), y así lo hizo el domingo pasado en el Labrit, con un más que simbólico triunfo ante su hermano que le valió el pase a las semifinales del Parejas.
Triunfo y rabia. Después de haber liderado con holgura el grupo B en la liguilla previa en compañía del vizcaíno Oier Zearra (tres triunfos y cero derrotas), Olaizola I llegaba al partido de desempate de los cuartos de final con muchas cosas en contra.
En primer lugar, sus propios rivales, Aimar y Otxandorena, una pareja diseñada por Asegarce para llegar muy lejos en el torneo. Y en segundo, por las armas: si en un partido de pelota el tipo de material condiciona por completo el juego, este encuentro estaba rendido de antemano al peloteo pertinaz de Olaizola II, tan artista en el remate como en la defensa; la potente derecha del hermano mayor poco podía hacer con pelotas sin chispa.
Por supuesto, la elección de material previa al choque fue movidita (Olaizola I-Zearra eligieron tan sólo dos pelotas de las tres a las que tenían derecho, un desaire sin precedentes). Y así las cosas, el encuentro se planteó como una venganza deportiva, resuelta con tintes gloriosos para Olaizola I-Zearra: comenzaron perdiendo con claridad (3-12), pero acabaron venciendo con suficiencia (22-16). Todo ello, a pesar de que Asier se lesionó en el pie izquierdo mediado el partido, de la polémica previa con el material… y de la que hubo durante el propio encuentro (un pelotazo de Olaizola II dio en la chapa, aunque los jueces le dieron el tanto; el enfado de Asier Olaizola fue tal que tuvo que irse a los vestuarios a calmarlo).
El delantero de Goizueta celebró la victoria casi como si hubiera ganado una txapela, después de ser abiertamente cuestionado durante meses, en una temporada de malos resultados y problemas físicos (cayó en los cuartos de final del Manomanista y del Parejas, y en dieciseisavos del Cuatro y Medio).
La respuesta de Asier. Tras ese último resultado (derrota 22-17 ante Chafée) fue fuertemente criticado, en especial en un medio escrito del País Vasco: se mencionaron sus continuos fallos con la mano izquierda –Olaizola I llegó al encuentro con problemas musculares–, y se cuestionó de paso la carrera deportiva del pelotari en su conjunto, llegando a asegurar que sus contratos con Asegarce se incluían en la negociación impuesta por su hermano.
Asier no respondió entonces, pero lo hace ahora donde mejor sabe: la tercera txapela por Parejas está más cerca.