El más regular del año

Xala ha llegado a dos semifinales y a una final en los campeonatos de 2004
En verano logró los títulos de San Sebastián y Logroño y su juego brilló como nunca hasta el momento

Juan Ángel Monreal / Diario de Noticias

No ha ganado, todavía, ninguna de las grandes competiciones de 2004, pero Xala tiene derecho a considerarse como el pelotari más regular de 2004. En estos diez meses y medio, no ha bajado de las semifinales y se ha confirmado como la única alternativa al apabullante dominio navarro en la mano profesional. En estos momentos, podría decirse que las competiciones individuales son cosa de Navarra y de Xala.

Sus resultados no engañan. Manista.com , el único ranking independiente de la mano profesional, lo sitúa en el segundo puesto de su escalafón y como el pelotari con más posibilidades de alcanzar la txapela de oro, el título que distingue al mejor pelotari de 2004. Semifinalista en el Campeonato de Parejas, subcampeón del mano a mano y de nuevo entre los cuatro mejores en el Cuatro y Medio, Xala ha adornado su mejor año con una campaña veraniega extraordinaria, en la que logró tres títulos: San Sebastián, San Mateo y, ya en octubre, el menos prestigioso de Gernika.

Lo más llamativo de Xala es su progresión. No deja de crecer desde que hace ya más de cuatro años se enroló en Aspe para certificar el éxito de una apuesta por la que dejó sus estudios y por la que se entrenó, con la única compañía de Pampi Ladutxe, durante un año entero. Con 25 años, tiene toque, clase y cada vez más sabiduría. Aprende rápido los consejos de su maestro.

De ello da fe una campaña que lo ha colocado en lo más alto, y que comenzó de forma desconcertante. Formó con Xala la pareja más imprevisible del Campeonato de Parejas. Lo mismo se quedaban en siete frente a Titín y Goñi III que se convertían, en el segundo encuentro de semifinales, en el único dueto capaz de vencerles (20-22). Eso lo lograban un domingo, pero al siguiente, en el encuentro de desempate, no pasaban de 11 y daban la impresión de no haberse enterado. Con Xala y Pascual, los técnicos de Aspe habían hecho un experimento. No salió mal, pero tampoco del todo bien. Lo cierto es que, ganaran o perdieran, dejaban idéntica sensación de peligro. Su juego indolente podía transformarse en cualquier momento en un vendaval de pelotazos ingobernable.

un mano a mano decisivo Así, pletórico de juego pero rodeado de misterio, Xala se presentó en el mano a mano sin ruido ni más seguidores que Ladutxe y algún que otro amigo fiel que se desplazó hasta Eibar un 21 de marzo que había de cambiar el curso de la carrera del pelotari labortano. Venció a Peñagarikano, la joven y algo estancada esperanza guipuzcoana, en lo que era su primera victoria en el mano a mano de Primera. Hasta entonces, Xala se había mantenido en Primera gracias a las renuncias de sus adversarios y a la confianza de Aspe, que vio en él a uno de los delanteros de la primera década del siglo XXI.

Con aquel triunfo comenzó a crecer. Superó a Koka, que alcanzaba la segunda ronda tras superar a un Mikel Goñi preso de los mismos problemas de siempre, y tumbó a Patxi Ruiz, que forzó en exceso su recuperación de un esguince de tobillo. Por primera vez, un pelotari del otro lado de la muga alcanzaba las semifinales. Llegar a la final, cumplir la profecía hecha por Ladutxe tres años antes, era sólo cuestión de dos victorias. Una se la puso en bandeja Patxi Eugui, que salió a jugar con la zurda destrozada. La otra se la tuvo que trabajar frente a Aimar Olaizola en un encuentro durísimo de 80 minutos y 374 pelotazos. Aquel 18-22 lo colocaba en la final más importante de su vida.

catapultado por la derrota No pudo ganar a Irujo, sin duda la sensación del año, pero tras su derrota en el mano a mano, Xala se ha comportado como si el campeón fuera él. Tras el bajón lógico después de muchas semanas de competición, el zurdo de Lekuine demostró que había ganado en convicción. «Fue el mejor del verano», comentaba un día Antton Maiz, intendente de Aspe y uno de los hombres que más encuentros le ha visto jugar.

Xala era otro. Mantenía las constantes de siempre -golpe rápido y volea prodigiosa- pero había sazonado sus virtudes con un punto de seguridad y atrevimiento que lo convierten en un elemento de cuidado. Agosto lo vio vencer a Titín, a Mikel Unanue, a Aimar Olaizola. Septiembre presenció exhibiciones parecidas y quedó rematado por una victoria majestuosa en campo contrario: obtuvo el título de San Mateo frente a Titín y Elkoro tras firmar una actuación sublime, una de las mejores de su carrera. Dos saques y 13 tantos en juego desarbolaron al riojano.

el cuatro y medio, último hito «Para ser zurdo, Xala posee una derecha más que notable», comentaba Irujo pocos días antes de jugar la final del mano a mano. Era un análisis acertado de quien había buscado su diestra con saques al ancho que no causaron en Xala el mismo efecto demoledor que en Gonzalez unas semanas antes.

Pero la derecha de Xala había sido objeto de un trabajo metódico, constante, que la hizo mejorar a ojos de todos. En sus primeros encuentros mano a mano ocultaba sus carencias empleando la volea. Ahora recurre a ella pero no la necesita tanto. Frente a Beloki, demostró que es capaz de sujetar con ambas manos a cualquier rival. Ninguno de sus rivales se fía de él en el Cuatro y Medio.

Pendiente de renovar

Xala y Ladutxe forman una pareja peculiar. Se conocieron a finales de los 90, cuando uno era una joven promesa y otro una vieja gloria, un campeón de Francia juvenil y un profesional de pared izquierda retirado que se ganaba la vida de muchas maneras, una de ellas como bertsolari. Ladutxe adoptó a Xala después de verlo en los trinquetes de Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa, donde se hizo un nombre en categoría junior y también con los mayores. Pero Ladutxe sabe que el profesionalismo francés no puede compararse con el del frontón en pared izquierda y convenció a Xala para que probara. Lo hizo con éxito y desde 1999 se entrenan juntos. Xala confía plenamente en Pampi Ladutxe, que suele acompañarle en las negociaciones con la empresa. En los últimos meses, éstas se han enfriado un tanto. Tras sus éxitos en 2004, creen llegado el momento de ver mejorada la ficha, pero Aspe, de momento, no se da por aludida.

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