«En la sidrería me asan la chuleta tres veces más, saben que soy argentino» Sebastián Martínez

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Nació en Buenos Aires hace 26 años, lo ha ganado todo en trinquete y ahora quiere ser palista profesional
ENRIQUE ECHAVARREN/Diario Vasco
– ¿Cuándo comenzó a jugar a trinquete?

– La primera vez que cogí una paleta fue con mi padre. Tenía siete u ocho años. Con nueve ya jugué mi primer torneo. Desde ese día siempre he sentido una gran pasión por la pelota. Cuando adquieres nivel empiezas a oír cosas del Deportivo, de lo difícil que es jugar a pala, del profesionalismo. Y te preguntas ¿cuándo me llegará a mí la oportunidad de probar? Tuve la suerte de participar en el Mundial de 2002 en Pamplona y me dije, esta es la mía.

– Ya hizo antes un par de pruebas con Eusko Basque.

– A los dos meses de instalarme aquí estuve en el Deportivo y aquello no cuajó. En 2003 entrené bastante con Aierbe y Beldarrain, que son profesionales. Nos llamaron a un grupo grande de cuatro o cinco pelotaris, pero tampoco entré. Al año siguiente me dediqué por completo a la paleta goma y en 2005 volví a probar. Era la última oportunidad y me dijeron que sí entraba.

– ¿Qué tal con Aierbe y Beldarrain? ¿Le han enseñado los trucos de la profesión?

– Un poco. Entreno con ellos sólo una vez por semana, pero me han apoyado mucho. Siempre me han abierto las puertas de su frontón y de su cuadrilla para darme oportunidades. Los consejos que me han dado me han venido muy bien.

– ¿Sabe ya cuándo va a debutar?

– Aún no. Mañana -por hoy- voy a entrenar al Deportivo y espero que me digan la fecha concreta. Hasta ahora sólo me han comentado que me prepare para debutar en octubre. Será un jueves porque ese día ponen tres partidos. No creo que me incluyan en un estelar el día del debut.

– ¿Está nervioso?

– Un poco de tensión sí que tienes por tratar de hacerlo bien, pero nervios no. Es una cosa que estaba buscando hace bastante tiempo. Estoy con nervio, pero sin nervios. Ya estoy curtido.

– Mide 1,70 y pesa 72 kilogramos. Para jugar a pala se necesita mucha potencia…

– Físicamente siempre he estado bien, cuido mi alimentación, pero la pala no es la goma. En cada pelotazo que das tienes que dejarte la vida. Se nota el esfuerzo en la cintura, en los abdominales, en los brazos. Estoy metiendo horas en el gimnasio para evitar que me rompa en el primer partido.

– ¿Lo ideal sería que le pusiesen a jugar con su compatriota Fusto?

– Sería muy bonito, pero los dos somos delanteros y tendríamos que ser rivales. Actualmente, Fusto está muy fuerte. Y aunque tuviese su nivel, que no lo tengo, no sería un negocio para el empresario. Si me ponen contra él en mi primer partido, qué iba a inventar luego.

– Lleva tres años viviendo en Irún, ¿por qué eligió esa ciudad y no otra?

– Cuando vine a España con la selección argentina hablé con Josetxo Iraundegi, que estuvo muchos años en la Internacional, y con Norberto Tranche. Me dijeron que necesitaban un monitor de paleta argentina para el trinquete Ramuntxo de Irún y me quedé aquí.

– ¿Cuántos alumnos tiene a su cargo?

– En estos momentos tengo a diez chicas y unos veinte en categoría sub 22. Dos de ellos van a ir al Mundial que se disputa en octubre en Chile, en Viña del Mar.

– ¿Cuántas horas dedica al día a dar clases?

– El problema que tenemos en Irún es que el club no tiene un trinquete propio y tiene que compartir las instalaciones municipales con otros clubes. Entrenamos seis horas a la semana. Ojalá tuviésemos más, pero no es posible.

– ¿Da para vivir siendo profesor?

– Ojalá que fuese así. Trabajo a media jornada por las mañanas en Telepizza. Hago un poco de todo; reparto y también elaboro las pizzas. Todavía no me han convalidado el carnet de moto que tenía en Argentina y el reparto lo tengo que hacer andando entre las casas que están cerca del local.

– ¿Qué tal se le da hacer pizzas?

– Bien, bastante bien para ser mi primer trabajo. En Argentina vivía con mis padres y siempre nos pagaban por jugar a trinquete. El club nos abonaba un sueldo mensual y a esa cantidad se le unían los ingresos por dar clases en la escuela y los partidos de exhibición que jugábamos. Parece que no, pero a fin de mes te llevabas a casa un dinerito respetable. Mi primer sueldo lo gané con 18 años.

– ¿Qué tal se ha aclimatado a la vida en Euskadi?

– Muy bien. La gente acá me ha tratado muy bien desde el primer día. Estar lejos de la familia es duro, pero en Irún nunca me he sentido solo.

– ¿Vive solo?

– Sí. Actualmente comparto piso, pero vivo solo.

– ¿Está casado?

– No, soy soltero. Hay quien dice que se está mejor solo que mal acompañado, pero ahora viene el invierno y conviene dormir calentito…

– ¿Qué añora más de su país?

– Mi familia y el asado. Es lo que aquí llaman una barbacoa, carne a la parrilla.

– Pero aquí también hay buenas chuletas.

– Sí, en la sidrerías hay muy buenas chuletas. Cuando voy a una sidrería siempre se dan cuenta de que soy argentino porque les pido que la pasen por la brasa tres o cuatro veces más. Los argentinos estamos acostumbrados a comer la carne mucho más cocida que aquí, más hecha.

– Y buen pescado.

– También, pero soy más de carne. Prefiero un buen chuletón.

– ¿Como buen argentino le apasiona el fútbol?

– Sí, claro. Veo partidos de la Liga argentina por internet, pero me resulta muy frío. Soy seguidor de Boca Juniors.

– ¿Ha ido a Anoeta a ver algún partido de la Real?

– Un par de veces. Una fue contra el Valencia, donde jugaban mis compatriotas Kily González, El Flaco Pellegrino, Aimar, Ayala…

– Hace unos años, en la Real también hubo un jugador argentino. Se llamaba Juan Gómez. ¿Le conocía?

– No, pero me lo han nombrado mucho.

– Pero era del River Plate.

– Algún defecto tenía que tener.

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