Recalde, Mateo y Urrutia. Foto Joseba Zabalza
Como miles de tardes desde 1909, resuena tras las puertas del frontón Euskal Jai de la calle San Agustín un murmullo constante, salpicado por los pelotazos, los vítores, los aplausos… y también pitos esporádicos y alguna bronca por un tanto errado. Esa noche del 14 de diciembre de 1977, la diferencia la marca el inicio del festival de remonte, con la interpretación del himno de las Cortes de Navarra y un Agur Jaunak: el viejo frontón Euskal Jai, la cuna del remonte, cierra sus puertas y cede el testigo al Euskal Jai Berri, ubicado en Huarte (que hoy en día ofrece funciones semanales, en esta etapa, los domingos a las 16.30 horas). Tres protagonistas ese último partido en el viejo Euskal Jai, los navarros Francisco Mateo (zaguero de Gallipienzo, en la actualidad jubilado de 74 años), José Luis Recalde (delantero de Lanz, hoy a sus 57 años, corredor de apuestas de remonte y comercial de una bodega) y Pedro Juan Urrutia (delantero de Irurita, comercial de 61 años) se reúnen para recordar al viejo Euskal, unos días antes de la celebración del festival del Centenario en Huarte (el próximo domingo 15 de noviembre).
¿Qué recuerdos tienen de aquel partido de despedida? Las crónicas dicen que fue accidentado.
Francisco Mateo (FM): -Sí, porque no se terminó. Jugábamos Recalde y yo contra Urrutia y Ángel Lecumberri. Fue un partido muy raro. Ya de entrada, había un ambiente especial. Recuerdo que había ido a verme mi mujer, y por entonces, todavía no era nada habitual ver a las mujeres en los frontones. Luego, lo que pasó fue que Urrutia me pegó un pelotazo en la cara, cerca de la boca, y no pudimos terminar el partido. Fue un buen susto porque me salió mucha sangre y me tuvieron que poner puntos.
Pedro Juan Urrutia (PU): -Intenté cruzar la pelota, y le pegué. No recuerdo en qué tanto. Pero puedo decir que tengo el honor de haber pegado el último pelotazo en el Euskal (risas).
FM: -¡No, fui yo! ¡Lo pegué con la cara! (más risas). Ganábamos Recalde y yo por 31-25, pero hubo que suspender el partido. Ese día había un ambiente estupendo en el Euskal.
¿Cómo era aquel frontón?
José Luis Recalde (JR): -El sonido de los pelotazos era espectacular: se oían desde la Plaza del Castillo. La verdad es que era un frontón con encanto, acogedor. La gente estaba cerca de la cancha, aunque cabía bastante menos público que en el Euskal actual, aproximadamente, la mitad (unas 800 personas). Pero estaba viejo, para seguir jugando allí lo tendrían que haber reformado todo.
PU: -Era un frontón con unas características excelentes. El suelo era de losa, y el frontis era buenísimo, muy vivo. Nosotros jugábamos en San Sebastián (Galarreta) y en Pamplona (Euskal), y decíamos que veníamos al Euskal a descansar, en el sentido de que costaba menos trabajo meter el tanto. Si metías la pelota en el ángulo, no salía de la pared.
FM: -Si, sucedía lo mismo que antes entre el frontón Urumea, el antecesor en San Sebastián al Galarreta y en el que yo llegué a jugar, y el Euskal, ya que en el Urumea podías jugar aún con menos esfuerzo. Eran frontones muy bien pulidos, construidos con unas piedras extraordinarias. Ahí jugabas con menos esfuerzo. El frontis del Euskal era muy bueno. La explicación es que antes hacía el frontón el contratista que sabía manejar la piedra, pero ahora lo hace el que mejor puja, sin reparar tanto en la calidad.
Fuente Remonte Berri
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