Fácil para Aimar Olaizola

A las primeras de cambio nos quedamos sin partido. 22-5 para Olaizola II. A Xala no le salió nada y no hubo batalla en la jaula. Esto es lo que dicen los colegas esta mañana:
Lezeta en el Diario Vasco titula Asi se las ponían a Felipe II

Aimar Olaizola logró su tercera txapela del Cuatro y Medio al dejar en cinco a unOlaizolatxapela flojísimo Xala en la decepcionante final del Atano III. Un juego sencillo y a su vez efectivo bastó al delantero de Goizueta.
Olaizola II sumó su tercera txapela del Campeonato del Cuatro y Medio al derrotar 22-5 a Xala en una de las finales más decepcionantes de la historia de esta competición. Sólo hubo un pelotari sobre la cancha. La otra persona que golpeó la pelota deambuló de un lado a otro sin encontrar su sitio, sin cruzar un pelotazo, sin acertar a sacar, sin acertar a restar, atosigado por un botillero, Pampi Laduche, que provocó el efecto contrario al que buscaba. Metió presión en vez de tranquilizar. En lugar de reaccionar, el zurdo de Lekuine se vino abajo incapaz de encontrar soluciones a los problemas planteado.

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Olaizola II aplastó a Xala para conquistar su tercera chapela del Cuatro y medio
El espectáculo en la cancha no estuvo ni a la altura de los zapatos del que se vivió en la grada. La final del Cuatro y medio que se celebró ayer en San Sebastián resultó hueca de contenido. Vacía.
La enorme energía positiva que había en torno al espectáculo deportivo languideció a cada minuto porque los protagonistas del espectáculo no fueron capaces de transmitir nada. Y que conste que no fue culpa de Olaizola II, el ganador del torneo, más bien de la diferencia que hubo en la cancha entre el de Goizueta y el francés Xala. Y si al navarro no se le apura un poquito se limita a hacer su trabajo y a terminar por la vía rápida y eso es lo que hizo.
Xala se puso el traje de rey mago y regaló hasta ocho pelotas, muchas de ellas incomprensibles para desasosiego de una grada ávida de pasión.

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Lo que tampoco esperábamos era que Pampi Laduche no accediese a atender a los medios de comunicación tras la final. “No voy a hablar porque para no decir la verdad es mejor estar callado”, nos dijo desde dentro de vestuarios el botillero de Xala. Laduche, que siempre nos ha atendido con amabilidad, conste en acta, está en su pleno derecho de guardar silencio, pero también nosotros podemos y debemos explicar que si en este periódico no hay declaraciones suyas es porque él no quiso compartir sus impresiones con los profesionales de los medios de comunicación. Nos hubiera gustado que hubiese hablado antes de partir hoy rumbo a los Estados Unidos porque él conoce como nadie a Xala y podría haber explicado las razones que llevaron al lapurtarra a no dar su nivel a la hora de la verdad.

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Xala se desconcentró aún más, desapareció del partido y no regresó. Su botillero intentó animarle, pero el lapurtarra estaba demasiado tenso y los nervios no le permitieron hacer su habitual juego alegre. Sólo hizo un poco de daño a su oponente con un par de ganchos, pero en ningún momento dio sensación de creer verdaderamente en sus posibilidades. Lo intentó incluso sacando del txoko al ancho , pero ni por esas

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«Creo que la clave del partido es que le he hecho mucho daño con el saque. Si no le hacía tanto directo le forzaba obligaba mucho. He sacado largo, con dirección y a partir de ahí le he dominado».

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El delantero de Aspe dio a conocer que en los días previos a la final no se había encontrado bien físicamente e incluso que había estado con fiebre. «He tenido un mal cuerpo, he estado con fiebre en los días previos al partido y hoy no me respondía el cuerpo. No me me aguantaban las piernas y cuando uno no tiene el cuerpo bien no hay nada que hacer», señaló.

Por último, como es habitual en las finales, El Correo nos da unas pinceladas del ambiente en el Atano III de San Sebastián.

El Atano III fue de nuevo un hervidero. Mucha gente joven, la mayoría seguidores de Aimar, en el rebote y en el primer piso, donde había precios más económicos. Nadie se explica el tirón de las finales. Un dato. En taquilla se quedaron sin vender sólo 90 entradas. Entre esa legión de incondicionales estaban las planas mayores de Asegarce y Aspe, encabezadas por Pedro García, Fernando e Isabel Vidarte, Juan Carlos Alti, Patxi Mutiloa, Iñigo Salbidea y Aitor Totorika. No muy lejos de ellos charlaban los restauradores Juan Mari Arzak y Karlos Arguiñano, dos fieles al frontón como el mítico zaguero eibarrés Miguel Gallastegi o Ladis Galarza.

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