Diario de Noticias
Decían que de él que no jugaba, que no valía para Primera, pero ya tiene tres txapelas. Fernando Goñi, 32 años, suma y sigue en una competición que conoce y domina como pocos, que le ha dado gloria y prestigio, y en la que demuestra una eficacia demoledora. Ya ha igualado a Oskar Lasa y puede presumir de una efectividad máxima: tres veces ha llegado hasta el encuentro definitivo y otras tantas veces ha subido a lo más alto del cajón.
Goñi pertenece a la estirpe de los zagueros constantes, casi invulnerables, capaces de aprovechar cada centímetro del frontón. En su figura uno puede reconocer a un Inaxio Errandonea con algo menos golpe o al Maiz de la segunda mitad de los ochenta, cuando muy pocos eran capaces de demoler su defensa rocosa. Sin la pegada de gente como Beloki, Ruiz, Barriola o Pascual, Goñi se ha especializado en ganar encuentros y en sacar el máximo partido de una preparación que le permite llegar todos los inviernos como un tiro. Desde que en 2001 dio el salto y consiguió su primer título, la competición nunca le ha pillado bajo de juego. Sólo en 2003 rindió, junto a un flojo Patxi Eugui, por debajo de lo esperado.
Pese a participar también en el Cuatro y Medio y en el Manomanista, Goñi III sabe cuál es su momento. Lo entendió muy pronto. El Parejas es una competición para gente dura, en la que rara vez logran imponerse pelotaris blandos de manos, que no aguantan la exigencia de más de dos meses de competición al máximo nivel. «Eso no suele tenerse en cuenta -confesaba un día a principios de año en el Labrit- pero también influye. Se habla de dureza, pero no todos la aguantan del mismo modo». Y él, bregado en aficionados, pasó a la elite con las manos labradas por los cientos de encuentros que tuvo que jugar en el Campeonato Navarro, la Liga Vasca o el Campeonato de España de Clubes. «En profesionales he estado por encima de los 70 partidos casi siempre».
2001
La primera, pegando
«La primera vez nadie contaba con nosotros y basamos nuestro juego en cargar siempre al zaguero contrario», explica Goñi, que en estas semifinales le tocó medirse con el goizuetarra y con Zearra. «Me tocó trabajar de lo lindo», reconoce. Aquel año (2001), Fernando Goñi había sido emparejado con Patxi Eugui, que se lesionó tras vencer en el primer encuentro. Aspe recurrió entonces a Asier Olaizola, que había sido apartado en una decisión empresarial típica: no me interesa que juegues y no lo haces. Así que, cuando Aspe le llamó para suplir al agoizko, Olaizola I se plantó y exigió la titularidad si ganaba sus encuentros. Lo hizo, Vidarte cumplió y juntos impusieron un ritmo de apisonadora hasta la final, donde trituraron a Olaizola I y Beloki. «Ha salido a relucir el trabajo oscuro de todos los días», dijo entonces Goñi.
2004
Con Titín, a todo ritmo
Tras jugar dos años con Mikel Goñi y Patxi Eugui y hacerlo sin suerte, Aspe premió a dos de sus pelotaris más rentables con una unión que sólo podía acabar de una manera. Titín y Goñi, unidos de nuevo cinco ediciones más tarde, contaban en todos los pronósticos para entrar en la final. Lo hicieron y ganaron. «Con Augusto era otra manera de jugar. Titín mete mucha velocidad a sus encuentros y había que adaptarse a este ritmo. Había que cubrir más canchas y moverse, pero a mí no me importaba, era un estilo de juego que me va bastante», explica Goñi, a quien su actuación entonces y el resto del año le valió una renovación con Aspe hasta 2009. «Se dice que me centro en el Parejas, pero casi todos los años gano un torneo de verano. Este vencí en San Mateo, hace dos en San Fermín…».
2005
Irujo y un poco de todo
Este año ganar se había convertido en una obligación. Formaba con el campeón del Manomanista su misión era doble. Aguantar atrás y domar a un pelotari que está arriba del todo, pero que aún sigue en proceso de maduración. «Con Juan los encuentros tienen un poco de todo, porque hace daño tanto a bote como de aire. Creo que ha sido muy importante el hecho de que hayamos hecho piña. Hemos sido capaces de jugar para la pareja y no hemos pensado cada uno en el lucimiento propio. Esa ha sido la clave de la victoria».
Sus cifras
57%
l Victorias desde su debut. 459 encuentros jugados (262 ganados y 197 perdidos) es un buen balance para un pelotari que ha hecho de la regularidad otra de sus armas.
69%
l 2004, su mejor año. Ganar dos de cada tres encuentros está al alcance de muy pocos pelotaris.
46%
l En 2002, menos victorias. Tras conseguir el título en 2001 no pudo repetir. Jugó muy bien el Parejas junto a Goñi II, pero sus estadísticas empeoraron. Le costó más ganar sus encuentros.
apuntes
l Celebración intensa. Juan Martínez de Irujo y Fernando Goñi celebraron el título juntos y por todo lo alto. Tras cenar en La Runa junto a 150 personas se dirigieron a By-by, discoteca que habían reservado para la ocasión.