Las empresas confían en el tirón de las ferias de verano para paliar la ausencia de partidos oficiales
TINO REY/El Correo
Los tiempos cambian. La pelota a mano profesional, un deporte aferrado a tradiciones ancestrales, también se ha subido al tren de la modernidad. El festival tradicional, aunque se hallen inmersos en los estelares las figuras de la modalidad, pasa ya desapercibido. Si en juego no hay nada más que el mero prurito de llegar a 22, el valor de la oferta queda minimizado. Las taquillas se resienten considerablemente. Sólo interesa ya la competición oficial.
El pasado 5 de junio se daba carpetazo al Manomanista con la victoria (22-18) de Aimar Olaizola sobre Juan Martínez de Irujo. Dos campeones precoces, pertenecientes a una nueva generación, y que tienen todos los números para convertirse en el algo más que unas estrellas de la pelota vasca. Bajo su influjo, el frontón Atano III de San Sebastián, vivió una jornada para el recuerdo.
Centenares de jóvenes vibraron con un partido que sí tenia una importante compensación para el ganador, la ‘txapela’ más deseada. Esta competición, sobre todo en su fase final, contó con el fervor de los aficionados.
Lo mismo se puede decir de los otros dos eventos, Torneo del Cuatro y Medio y Campeonato de Parejas, puestos en marcha por la Liga de Empresas de Pelota a Mano. La expectación se extrapola, año tras año, más allá de los devotos cofrades pelotísticos. En la sociedad se habla también del desarrollo de estos campeonatos.
A la semana siguiente de poner el punto y final a la edición del Manomanista de 2005 las dos empresas más importantes del mapa empresarial, Aspe y Asegarce, tuvieron que volver a la rutina del festival al margen de los campeonatos y torneos. ¿Cuál ha sido el balance? Sencillamente negativo. No han tenido eco alguno.
Aspe ofreció el pasado viernes un festival en Logroño, vendido previamente a una empresa que invitó a sus clientes y amigos, en el que no estuvieron presentes los parroquianos de costumbre. Bien es verdad que se llenó el Adarraga, pero de gente que no pagó un solo euro.
Sólo cien personas
Al día siguiente, sábado, día 11 de junio, las empresas programaron un cartel conjunto en Fuenmayor. Titín III y Goñi III, 10; Leiza y Zearra, 22. Por taquilla pasaron algo más de 100 almas. Una cifra ridícula teniendo, en cuenta que jugó el ídolo de la tierra, Augusto Ibáñez Sacristán. El domingo, en Zarautz, festival montado por Aspe, descolló el cemento.
Asegarce se fue el sábado, día 11, hasta Pamplona con dos propuestas muy interesantes. El debut de Iker Arretxe, hijo de Fernando Arretxe, y la eliminatoria del Torneo de San Fermín en la ‘jaula’ entre Rubén Beloki y Oinatz Bengoetxea. La respuesta del respetable resultó paupérrima. Conclusión, el personal quiere ver emociones fuertes. Quedan las ferias de verano como única tabla de supervivencia.