Galarza V ya es campeón Juan Ängel Monreal en el Diario de Noticias
Le ha costado seis años y dos operaciones en la misma rodilla, pero Enrique Galarza ya posee la txapela del Manomanista de Segunda. El hermano menor de Ladis, aquel proyecto de magnífico pelotari que debutó con Aspe en 1998, logró ayer un triunfo para el que ha tenido que trabajar muchísimo.
Todos sus amigos lo celebraron a lo grande. Hacia ellos lanzó la txapela poco después de calársela en el frontón que lo ha visto jugar desde que apenas era un chaval.
Al triunfo le faltó quizá el brillo de las grandes exhibiciones. Pero le sobró pasión. Los dos finalistas, clase media de un deporte que muchas veces sólo premia a las grandes figuras, se jugaban el acceso en 2005 al Manomanista de Primera y demostraron que en el encuentro de ayer les iba la vida y más.
Galarza V pega más que Berraondo Joseba Lezeta en El Diario Vasco
El de Baraibar, campeón de Segunda tras batir al de Antzuola en una gris final Enrike Galarza logra, además, el ascenso al Manomanista de Primera.
Tiempo de juego: 43 minutos y 27 segundos.
Pelotazos a buena: 224.
Tantos de saque: Galarza V, 4. Berraondo, 3.
Faltas de saque: Galarza V, 0. Berraondo, 0.
Tantos en juego: Galarza V, 8. Berraondo, 1.
Tantos perdidos: Galarza V, 8. Berraondo, 10.
Marcador: 4-0, 4-5, 10-5, 10-6, 17-6, 17-2 y 22-12.
Momios de salida: 100 a 70 a favor de Enrike Galarza.
Incidencias: Casi lleno en el Labrit de Pamplona.
Enrike Galarza releva a Kepa Peñagarikano como campeón manomanista de Segunda tras ganar a Berraondo por 22-12 en una gris final, ayer en el frontón Labrit de Pamplona. El de Baraibar, hermano del bicampeón manomanista Ladis Galarza, se adjudicó la txapela con todo merecimiento el día que cumplía 28 años. El antzuolarra, que jugaba su tercera final, repite el subcampeonato de la anterior edición. Sólo ganó en 2001.
El propio Berraondo resumió perfectamente la final: «La final no tiene mucho misterio. Después de un comienzo con cierto equilibrio, él ha pegado medio cuadro o un cuadro más que yo. Me ha enseñado la espalda y así resulta complicado vencer». Se puede hablar más alto, pero no más claro.