HA MUERTO «CHUCHO» LARRAÑAGA. SE NOS HA IDO LA LEYENDA MÁS GRANDE

Jai Alai News

Don Jesús Larrañaga, el gran «Chucho», nacido hace 93 años en Etxebarria, ha fallecido en Miami, donde residía desde hace varias décadas. Se nos ha ido una figura irrepetible. Una auténtica leyenda de la pelota. Un ser de unas facultades físicas increíbles, el nivel máximo en el juego de la cesta-punta y un carácter extraordinario, que en su conjunto, le convertían en la mayor leyenda viva de la cesta-punta. «He vivido como 200 años» le comentaba en el 2014 a Zulaika, en una entrevista que nos queda para el recuerdo. Así fue. Una vida de película, a caballo entre Miami, el País Vasco, Barcelona, alguna estancia en La Habana, y sobre todo, su querido México donde prácticamente llegó a ser un «celebrity». Larrañaga marcó época en el país azteca, donde además de jugar a pelota, saben disfrutar de la vida. Todo llega a su final y la vida de «Txutxo» también. Ha muerto «el hijo del abarquero». Betira arte, handietan handiena!


En Etxebarria, allí donde nació, el frontón municipal lleva el nombre y la imagen de «Chucho» Larrañaga. Y mira que ha habido pelotaris en la zona. Pero «Chucho» ha sido único. Empezó a jugar a mano, pero las manos no le respondían. Con 17 años le dijeron que probase la cesta e impresionó al mundo en la especialidad más internacional de la pelota. Debutó en Barcelona en 1945 sin tener gran conocimiento del juego. Así era en aquella época. Primero debutar, y luego aprender a jugar. Pasó por Canarias, Madrid y Zaragoza, hasta que debutó en el Frontón México de la capital azteca. Larrañaga arrolló desde los 20 hasta los 32 años en el Palacio de la Pelota. El hoy inmenso frontón tenía dos metros más de longitud en aquel entonces, 66 metros en total. Fue donde más jugó a pelota. En aquel frontón vivo, «Chucho» hizo estragos con la derecha y además, con su poder podía llegar bien atrás. Las pelotas no eran tan vivas como las de ahora, ni mucho menos. Era la época de Ermua, «Totolo» Urrutia, Andrinua, Salsamendi I, Urkola, Etxebarria, Ibarlucea, Careaga… Ir al frontón era un evento social en el México de los años 50 y 60. Un país adelantado y moderno cultural y socialmente comparado con el estado español. En esa época hizo estancias en Miami, jugando la temporada de invierno en Florida. En la zaga las estrellas eran Chucho, el valenciano Guarita y el mutrikuarra Churruca, este último ocho años menor que Larrañaga. Un espectáculo de pelotaris. En La Habana jugó dos temporadas. En el 54-55 no consiguió estar a su nivel. «Alquilé un apartamento sin aire acondicionado. Sudaba y sudaba. Llegaba a la cancha y cansado ya», le confesaba en la famosa entrevista a Zulaika. La segunda estancia fue en el 59-60 con los castristas en el poder. Grandes contratos, mucho dinero firmado, pero todo se esfumó pronto. El dinero pactado no llegaba, los pelotaris se marcharon a donde pudieron y allí se acabó para siempre la increíble historia de la cesta punta profesional en Cuba. En el famoso «Caserón» entre las calles Concordia y Lucena. El Palacio de los Gritos es hoy en día un monumento en estado ruinoso. Larrañaga tuvo que volver a Miami, pero aceptando «rebajas». Jugó catorce años más, en Markina, Durango, Gernika, Donibane-Lohitzune, Bilbao, Barcelona, Zaragoza, volvió a México… y al final se retiró de la pelota en 1974 en el Ezkurdi de Durango. También se le hizo homenaje en Markina.


Después de su retirada «Chucho» se instaló en Miami y trabajó de empleado en una entidad bancaria. Tras una vida plena e intensa, buscó la tranquilidad al sur de la Florida. No perdió el contacto con la familia del Jai Alai. Se reunía al menos una vez al año con algunos pelotaris de Dania -Arrieta, Txasio, Aldazabal…- juntándose en la mesa con amigos como Iñaki Gorostola, Azkoitia, «Juanito» Elejabarrieta o Victor Goitia «Abixu». No faltaba el cuba-libre y algo de picadera. «Chucho» no perdió su acento mexicano ni su gracia especial para contar chistes o anécdotas. De cuando levantaba más de 200 libras, saltaba siete escaleras, o bajaba en su coche las empinadas y estrechas escaleras de su pueblo natal. ¡Quién tenía coche entonces! En el 2008, en una de sus visitas, se le volvió a homenajear en la Universidad de Markina y fue el encargado de tirar la txapa en el partido estelar del día del Carmen.
El estudioso de la pelota José Agustín Larrañaga publicó un libro en el 2011 sobre el zaguero de Etxebarria. 


La entrevista de Juan Inazio Zulaika es posterior, del 2014: http://www.jizulaika.eus/2014/11/conversando-con-chucho-larranaga/
En este vídeo de los años 50 se le puede ver jugando en el frontón de Miami: https://www.facebook.com/JaiAlaiNews/videos/327832661659941


«Chucho» Larrañaga es un ser irrepetible. Reunía tres facultades casi imposibles en un mismo ser. Era un atleta increíble, un ser físicamente envidiable. Además tenía unas facultades tremendas para jugar a pelota. Y por último, una forma de ser divertido, amable, natural y con un «don de gentes» innato, que le han convertido en la leyenda viva de la cesta-punta. El que esté leyendo estas líneas, no se puede ni imaginar la vida que ha tenido este vasco universal.
Hoy lloramos su muerte aquí, en su tu tierra, pero también en Miami, en México y en todos aquellos lugares donde «Chucho» dejó una marca imborrable en sus gentes.

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