Huir de tentaciones

Joseba Lezeta / Diario Vasco
CUANDO un pelotari joven consigue el título manomanista, existe la tentación de escribir que marcará una época en la competición. Sucedió con Barriola hace dos años. La pasada temporada, pese a no conseguir la txapela, Aimar Olaizola dejó la misma sensación. Sin embargo, ni uno ni otro han prolongado su dominio.

¿Marcará Martínez de Irujo una época? De momento ha ganado un título. Ése ya no se lo quita nadie. Para marcar una época necesita cuidarse, asentarse, mejorar, sacar mayor provecho de sus cualidades. Y en ello debe esmerarse. No marca una época quien gana la txapela con 22 años, sino quien es capaz de ganarla con esa edad y diez años más tarde, con 32.

También su empresa debe concienciarse de la joya que tiene en sus manos. Acertaron al ficharle, pero nadie esperaba que un año después luciera la txapela más preciada de la pelota a mano. Aspe tiene que cuidar ese diamante en bruto. El chaval necesita unas vacaciones, pero no de una semana, sino de más tiempo, para recuperarse del trote que lleva. No ha parado desde que debutó y juega siempre con una tensión fuera de lo común. Es su grandeza.

El Astelena cumple su centenario el 24 de junio, una bonita fecha para programar al campeón manomanista en Eibar. Sería un gran reclamo. Pero hay que huir de la inmediatez, del hoy. Pronto comenzará el Campeonato de Navarra del cuatro y medio. Sería demasiado. Hay que parar. El verano será largo y luego llegarán las competiciones oficiales.

Hay pelotaris que forzaron por buscar el título manomanista en unas condiciones que aconsejaban renunciar. Y lo han pagado con convalecencias largas, con una merma de facultades de la que intentan recuperarse.

Ni con Martínez de Irujo ni con nadie hay que correr semejantes riesgos. Sobre todo cuando se trabaja a medio y largo plazo. Irujo no ha hecho más que nacer.

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